Fotomedicina, una nueva tecnología médica en La Paz
La Paz, Baja California Sur.- La clínica Laser Medical Therapies (LMT) ha lanzado en La Paz la tecnología de la medicina fotónica, mejor conocida como fotomedicina, considerada una opción médica aprobada por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), según da a conocer su promotora en Baja California Sur (BCS), entidad que junto al Estado de México es la única en el país en aplicar este recurso, psicóloga Cristina Luz Domínguez, quien asegura que los tratamientos con luz erradican enfermedades que van desde tabaquismo, alcoholismo y depresión, hasta artritis y fibromialgia.
La psicóloga explica que “nuestro organismo tiene un equilibrio energético, y en ese equilibrio energético existe una bioquímica, sin embargo a través del tiempo somatizamos y alteramos esa bioquímica, entonces las células se empiezan a descargar energéticamente y pierden luminosidad, y al haber esa descarga hay una disfunción, y con ello una alteración, provocando muchas veces un efecto en cadena y enfermedades”. Con la fotomedicina, asegura, a través de la aplicación de un láser, “la célula se reestructura, se regenera y se rejuvenece, porque activa la producción de fibroblastos, que son los que generan el colágeno requerido para que las células rejuvenezcan”.
Así, abunda, “en base al diagnóstico el láser se programa, tomando en cuenta la frecuencia energética que cada persona está necesitando, estimulando zonas del cuerpo para empezar a hacer esa reacción bioquímica con la carga energética nuevamente de las células […] Es un láser completamente seguro, se considera un láser frío que hace que únicamente entren al cuerpo estímulos de luz, y no se contrapone a ningún tratamiento médico; esto tiene bases científicas, esto no es medicina alternativa”.
Debido a que no existen antecedentes sobre la aplicación de la medicina fotónica en México, hacerse de los permisos de operación de la Secretaría de Salud (SSA) fue un camino de tres años, recuerda Cristina Luz Domínguez, al mostrar que existe resistencia natural por las personas hacia las nuevas tecnologías médicas, un hecho al que continúa enfrentándose este nuevo método, y es que “desgraciadamente no nos damos la oportunidad de poder investigar un poquito sobre cómo es que estamos viviendo, cuáles son las funciones, cuales son las reacciones que hay en nuestro organismo para que el resultado sea una vida saludable”, anota.
Karim Malibé Osorio Lizardi, enfermera por más de dos décadas, empezó el uso de la fotomedicina tras 15 años de haber recibido un diagnóstico de fibromialgia y vivir con “constante dolor y múltiples tratamientos”. Al principio “no lo creía”, reconoce, “porque ya había colapsado y había probado todo”, sin embargo desde la primera sesión notó mejoras nunca antes obtenidas.
“Cuando me pusieron la primera terapia me pareció increíble, porque hasta los ojos se me abrieron, empecé a ver colores, salí con el setenta por ciento disminuido el dolor […] Ya uso zapatillas de nuevo, ya me puedo arreglar, terminé incluso con problemas agregados porque yo prefería estar dormida que comer, hasta peinarme era un reto, ni siquiera tenía relación con mi familia ya porque me encerraba en mí, y ahora, después de un año, soy otra persona, volví al trabajo y a la vida normal”.
Lino Alemán Cruz es licenciado en Cultura Física por la Universidad de Matanza y diplomado en Medicina Tradicional, especializado en Fotomedicina y Fisioterapia Láser, por la Facultad de Ciencias Médicas de La Habana. Su trabajo es ofrecer las terapias de fotomedicina en LMT.
La aplicación del láser regularmente es debajo de la lengua y en el hueco poplíteo, ofreciendo una función analgésica, antiinflamatoria y regeneradora, anota, enfocando la luz en la zona afectada de forma local, adyacente o a distancia. Por lo regular, muestra, los pacientes acuden ya con un diagnóstico, sin embargo antes de aplicar la terapia, que se divide en 15 sesiones de 50 minutos, se realiza un nuevo análisis y las sesiones se combinan con acupuntura.
Otro testimonio es el de Bety Moyrón, quien sufrió de parálisis facial por 20 años, y luego de recibir terapia en el Centro de Rehabilitación y Educación Especial (CREE) su médico le dijo que sería imposible recuperar el 100 por ciento de la movilidad de la parte izquierda de su cara.
“Las mujeres somos vanidosas, usted sabe, y eso a mí me afectaba mucho, dejé de tomarme fotografías porque se me notaba mucho a la hora que yo me reía, el ojo se me hacía chiquito, y así viví durante veinte años; tomaba agua fría y me lloraba el ojo, tomaba agua caliente y me lloraba el ojo, me daba el viento y me lloraba el ojo, hasta que me acostumbré”.
La reacción de Bety al tratamiento no fue tan rápida como la de Malibé, sin embargo luego de 30 días empezaron los cambios, afirma, hasta lograr, seis meses después, una mejora definitiva.
“Aproximadamente al mes empecé a sentir que mi ojo ya no lloraba, empecé a sentir la cara relajada, y así me fui sintiendo cada vez mejor, pero en todo, con más energía, de hecho tenía un problema de ciática, permanentemente de años, que jamás se me quitaba. Empecé a sentir mejoría y mi cara empezó a tener más luz, y dije ‘de aquí soy’ […] A los seis meses yo sentí totalmente mi cara restaurada, yo ya no tengo entumida la parte del ojo ni la parte de la boca, el ojo lo tengo totalmente abierto, ya me tomo fotografías, ya salgo bonita”.
Sin embargo la fotomedicina no es un milagro, advierte Lino Alemán, por lo que es indispensable siempre atender la salud desde una perspectiva profiláctica, precisa, al notar que en México muchos pacientes sufren obesidad, así, “por muy eficiente que sea el tratamiento, si el paciente tiene demasiado peso corporal es más difícil la rehabilitación, por eso debe hacerse conciencia de que la medicina es el cincuenta por ciento, pero el paciente debe poner el resto”.
