A nadie se le escapa la idea de que los juguetes son básicos en el desarrollo de cualquier niño pero no es menos cierto que elegir el más apropiado no siempre termina por ser una tarea sencilla.

La mejor idea es dejar que el propio niño establezca sus propias conexiones y también sus preferencias y gustos sin que los mayores les acaben por poner ningún límite a este respecto. Más allá de esto, sí que hay una serie de consideraciones a tener en cuenta a la hora de elegir un juguete y éstas serían las principales.

• La edad del niño.

Es evidente que en función de la edad que se tenga podrán acceder a unos juguetes u otros  y que, además, se crean teniendo esto muy en cuenta para que en cada etapa se vayan desarrollando las habilidades más adecuadas.

Por ejemplo, durante el primer año de vida es bueno centrarse en aquellos juguetes que les resultan llamativos a la vista, agradables al tacto y que les incitan a moverse como ocurre con la Codi-Oruga de Fisher Price. A partir del año y hasta los 3, más o menos, conviene optar por aquellos juguetes que ayuden al niño a relacionarse con otros miembros de la familia, lo que le vendrá estupendamente para cuando acuda al colegio y deba compartir. Más adelante hay que fomentar su individualidad y aquí juegos como un tablero de plastilinas les ayudarán a hacer sus propias creaciones y a desarrollar su creatividad.

• Que sea educativos.

Los juguetes están pensados para divertir y entretener pero deben ir más allá. Muchos de ellos también les ayudarán a entender mejor el mundo que les rodea y, con ello, a aprender. Es el caso, por ejemplo, de la Tabla de aprendizaje Crece conmigo de Fisher Price.

• Su seguridad.

Optar por marcas reconocidas y de confianza, como la mencionada anteriormente, debe verse siempre como una inversión en la seguridad del menor porque son éstas las que aseguran que están homologadas y cumplen con todos los reglamentos establecidos.

• La personalidad del niño.

Está muy bien que, en los inicios, cuando aún los gustos de menor no están claros se le ofrezcan todas las opciones posibles para que así pueda elegir pero una vez se decante por alguna de ellas es bueno reforzarlas y no tratar de imponer los gustos que puedan tener los padres. De esta manera se les deja a ellos seguir desarrollándose en algo que, incluso, se puede convertir en su pasión y, por qué no, en algo que pueda estar relacionado con su profesión en el futuro.

• Sencillez.

No hay que darles todo hecho con los juguetes. Esos que invitan a que los niños sean un agente pasivo la mayor parte del tiempo casi nunca son una buena opción y deben verse como opciones aisladas. La idea es que los juguetes les ayuden a crecer.