En el PRI los intereses son particulares y no partidarios
El Partido Revolucionario Institucional (PRI) continúa por el sendero que lo ha llevado a fracasar en Baja California Sur (BCS) en los últimos 20 años. De nada sirvió la cábala de estrenar inmueble y llamar a la unidad si el objetivo son los intereses personales antes que el posicionamiento del partido y sus ideales.
Ayer, con la visita de Delvim Fabiola Bárcenas Nieves, delegada del Comité Ejecutivo Nacional del PRI en BCS se prendieron los focos rojos. Anunció que existen condiciones para llevarse a cabo la renovación del Consejo Político Estatal aún sin estructura y sin unidad al interior del partido.
El problema del PRI es mayúsculo, pero más la necesidad de la dirigencia estatal, bajo el control de Isaías González Cuevas, de sacar la convocatoria para renovar el consejo, el cual será un cheque en blanco para controlar las candidaturas de 2021.
A Bárcenas Nieves se le hizo saber que no existen condiciones para lanzar la convocatoria y renovar el consejo ya que no están integrados los comités municipales; en Mulegé no hay dirigencia y en Los Cabos no hay secretaría general; mientras que en Comondú se encuentra cerrado el comité. Por si eso fuera poco, en La Paz existe una seria rivalidad en la dirigencia, sin dejar pasar que de cinco regidurías logradas en los diferentes cabildos en el estado, dos se han perdido tras la renuncia de sus representantes.
Definitivamente, en el PRI, la urgencia por lograr la renovación del Consejo Político Estatal es con intereses particulares. Todo señala que Isaías González Cuevas, patrón de la presidente del partido, pretende el control absoluto para así negociar con el partido de Morena una vez que acerquen los tiempos electorales, ¿o cómo explica usted que el líder nacional del la CROC se pone como tapete cada vez que puede ante Víctor Manuel Castro Cosío, uno de los más fuertes aspirantes a la candidatura gubernamental.
El término tapete lo utilicé derivado de la acusación que lanzó Gabriela Cisneros Ruiz al señalar que políticos de su partido nomás se andaban aventando a los pies de otros para ser tomados en cuenta.
Por otro lado, dejando por fuera los tapetes vintage del PRI, lo preocupante es que la militancia y su dirigencia no han logrado ese clic de sanación, ese borrón y cuenta nueva que les permita pensar como grupo y ganar algo más que cinco regidurías en 2021.
La marca PRI está desacreditada en todo el país, pero en BCS se cree que este descrédito se ganó cuando tres grupos se apoderaron del reparto de candidaturas, de posiciones en la estructura y de nula operación política como oposición.
Con Gabriela Cisneros el PRI vive la ausencia en los medios de comunicación. Es un partido que no fija postura en los temas importantes para la sociedad. No tienen manejo de imagen, vaya, pasaron meses sin que llevaran a cabo una rueda de prensa, y ayer que se decidieron a realizar, la dirigente llamó “tapetes” a algunos priistas que, según ella, andan de busca chambas en otros institutos políticos. Políticamente Gabriela Cisneros es insostenible como dirigente.
Es justo ahora cuando los priistas deben valorar si trabajan para el posicionamiento del partido y ganar algo en 2021 o para rendir tributo a González Cuevas y terminar migrando a Morena.
