HABLE COMO HABLA | ¡ASÍ NO, MAURICIO!
Históricamente los líderes sindicales han tomado de rehén a los ciudadanos para hacerse escuchar. De nueva cuenta, y pese a que existen vías legales para actuar en contra de cualquier autoridad, Mauricio Higuera Cota ha enfocado mal su fuerza política o mediática.
Este líder sindical exigió la destitución de Juan Carlos Higuera de la dirección general del OOMSAPAS La Paz por, según Higuera Cota, no brindar a los trabajadores el trato digno que merecen, además de otras “fallas”. Sin embargo, pese a que sus peticiones sean legítimas, los ciudadanos pagamos las consecuencias tras la suspensión del servicio de recolección de basura, el cierre de válvulas que surten de agua potable las viviendas y/o hasta el cierre de calles.
A través de un video, lleno de “valor”, el líder sindical lanza gritos en contra del alcalde Rubén Gregorio Muñoz Álvarez, esto para hacer notar su descontento, aunque lo único que dejó en evidencia es que el diálogo no es su mejor fortaleza. A Higuera Cota le pese el reclamo que la base sindicalizada le hace constante mente: su paciencia ante las necesidades que le han solicitado resolver.
Aunque el líder sindical es una persona sensata, porque así lo considero, reveló que la presión que trae a sus espaldas la ha canalizado en frustación, sobre todo por quienes han señalado negligencia en el cumplimiento de las condiciones laborales tras la muerte de un trabajador del OOMSAPAS La Paz, quien fue aplastado en un derrumbe cuando trabajaban en una zanja.
Aquí el tema es el siguiente: ¿por qué los ciudadanos tenemos que ser rehenes de los caprichos sindicales? Se equivoca Mauricio al consentir cualquier manifestación que afecte a terceros. Si sus aspiraciones políticas van más allá del cargo que tiene, debe empezar por cambiar la historia que vive. Las personas esperamos que en las próximas elecciones tengamos representantes más empáticos y no sólo quienes busquen su beneficio, para eso ya tenemos a Perla Flores, Rigoberto Murillo y Estebán Ojeda.
Me atrevo a sugerir que cualquier manifestación en contra de las autoridades no se enfoque en afectar los servicios básicos de la ciudadanía, porque, de otra forma, la petición pierde sentido y se victimiza a quien se ataca.
Es tiempo de que las cosas se hagan diferente. Es tiempo de que los ciudadanos no seamos moneda de cambio, pero sobre todo, de entender que los problemas económicos y políticos que tienen los sindicatos es su nula participación en el reordenamiento de su personal; siempre exigen condiciones óptimas de trabajo -que es lo justo- pero sin entender que cada cambio de administración sindical adhieren a más trabajadores y el dinero no alcanza para darles una vida tan cómoda a familiares y amigos.
Tanto la autoridad municipal como la sindical deberán sentarse y tratar el tema del reordenamiento, les guste o no. De otra forma seguirán los sombrerazos sin resolver los problemas de fondo.
Ahora bien, pedir la destitución de un director de área podría ser más válido en la ciudadanía, quien valora el desempeño del servicio ofrecido que de un líder sindical que pide lo que le gritan que debe pedir.