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La típica frase “divide y vencerás” no aplica entre los posibles aspirantes del Partido Acción Nacional (PAN) a la gubernatura de Baja California Sur (BCS). Aunque a algunos actores políticos les interese hacer creer que entre Isidro Jordán Moyrón y Francisco “Pancho” Pelayo Covarrubias hay una división, lo cierto es que hay un bien común: rescatar a los sudcalifornianos del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
Es falso que al interior del PAN existan divisiones por candidaturas que aún no están definidas. Lo que se percibe es que hay medición del trabajo político en diversas modalidades: aceptación popular, influencia en la sociedad, dominio del terreno político, entre otros aspectos que naturalmente se miden en el cotidiano día del ejercicio público.
Mi teoría, quizás muy básica, es que el candidato del PAN a la gubernatura será quien ofrezca mejores números al partido, quien asegure el triunfo; un aspecto más matemático que de estima. Y es que el PAN no puede darse el lujo de perder el control político de BCS. En 2015, este partido logró una dulce historia electoral: conservó la gubernatura, ganó las cinco alcaldías y casi todos los curules en el Congreso. Al tiempo, por las razones que usted considere más cercanas a la realidad, este mismo partido perdió todo -en 2018- tras la victoria contundente de Morena y sus aliados. Es decir, el PAN probó las mieles y las hieles. Por mucho no habrá mayor interés que la unidad para ganar. La traición no es de caballeros, así que no espere una en este sentido.
Pasando al tema de los posibles candidatos panistas a la gubernatura habrá que resaltar lo dicho anteriormente: el objetivo es ganar y que sea el que tiene “las canicas” quien vaya con la bandera del partido al proceso electoral.
Isidro Jordán ha sido un excelente administrador de BCS -anteriormente cuando estuvo a cargo del Instituto Sudcaliforniano de la Infraestrcutura Física Educativa (ISIFE), un funcionario alejado de puntos negativos, con arraigo sudcaliforniano, con un manejo de su imagen que le permite lograr empatía en cualquier grupo y/o sector social, además de ser por segunda ocasión el encargado del dinero público, por citar algunos rasgos que lo caracterizan. Aunque no ha participado en un proceso electoral, este 2021 será -seguramente- el primero de ellos.
Por otro lado, Pelayo Covarrubias es una persona con un alto nivel de simpatía y aceptación, fue alcalde de Comondú y mantuvo cubiertas las necesidades básicas de su región, lo que seguramente recordará su pueblo el día de las elecciones. Asimismo, fue diputado federal -entre otros encargos- y dio un valor agregado a la marca PAN por el trabajo social que ha realizado durante los últimos meses.
Entre caballeros no caben traiciones. Aún recuerdo cuando Pancho Pelayo fue notificado de que, como candidato a senador iría en segunda fórmula, esto derivado de ajustes a la ley electoral. En aquel momento -2018-, con responsabilidad y ponderando al partido, Pelayo ofreció su respaldo total a Guadalupe Saldaña Cisneros, quien ahora es senadora tras llegar en tercera posición al encargo.
Asimismo, en el caso de Isidro Jordán, su repetición en el cargo público es derivado de la confianza y lealtad que guarda al proyecto moral e institucional. No es casualidad que dos gobernadores lo mantengan cuidando las finanzas, esas mismas que fueran el talón de Aquiles de otros funcionarios en otras administraciones.
Si hay traiciones, esas son en otros partidos, en los que desquebrajados por sus propias encuestas están tratando de dividir para así tener una posibilidad de ganar en 2021. Ahora bien, pese a que puedan surgir más aspirantes a la gubernatura de BCS por el PAN, en el caso de Saldaña Cisneros, tengo que agregar que es una mujer disciplinada. Con el mismo ímpetu respaldará el proyecto político para 2021. Así que podemos descartar traiciones.