Las máquinas de azar o slots se han convertido en uno de los juegos más populares de los casinos físicos y virtuales: es fácil aprender a jugar, ofrecen suculentos premios y cuentan con temáticas de lo más diverso, que van desde las películas más populares a mitología clásica, lo que hace que resulte muy difícil aburrirse con su oferta.

Estas modernas slots de video, con animaciones y efectos especiales, tienen su origen en las versiones mecánicas que se introdujeron en las últimas décadas del siglo XIX: se insertaba una ficha o moneda en la ranura, que desbloqueaba el brazo lateral, se tiraba de este hacia abajo y comenzaba el giro de los cilindros para ofrecer una combinación de símbolos. A comienzos del siglo XX, lo habitual era encontrarse con configuraciones de tres rodillos, que se detenían de izquierda a derecha para ofrecer una experiencia más emocionante; si la combinación resultaba ganadora, los orificios de los cilindros se alienaban de tal manera que permitían abrir un compartimento lateral destinado a los premios. El modelo más popular contaba con 10 símbolos diferentes por rodillo, ofreciendo así 10³ combinaciones distintas, pero no se tardó a crear versiones con más símbolos, lo que ofrecía una mayor variedad de premios.

Una variante de estas máquinas, responsable de la extensión de los símbolos de frutas, campanas y barras, eran las fruit machines. Su origen se remonta al diseño que Herbert Mills presentó en 1907 para romper con el monopolio de las versiones americanas, que contaban con la patente en aquella época, dominadas por los tradicionales símbolos de poker. Como anécdota, cuando se le preguntaba al propietario de la máquina sobre la legalidad de la misma, se justificaba diciendo que los símbolos se correspondían con los sabores de los chicles que se ofrecían como premio. Aquellas máquinas de frutas siguen presentes en el imaginario popular y gozan de gran popularidad. Su temática ha resistido el paso del tiempo y slots como Super 7s o Fruit Rainbow , del desarrollador Pragmatic Play, son buena muestra de ello, al ocupar casi siempre un lugar destacado en la oferta de los principales casinos online.

No sería hasta la época de los 60 cuando se introdujo la electrónica en las slots, que venían a sustituir unos engranajes cuyo mantenimiento era costoso y complejo. Money Honey fue una de las primeras en incorporar un generador de números aleatorios en sus entrañas, lo que dio lugar a que se pudieran ofrecer premios más suculentos y nuevas opciones de juego, al incrementarse el número de posibles combinaciones hasta alcanzar millones y ajustar los premios al volumen de tiradas realizadas, no dependiendo así del puro azar mecánico. También apareció aquí la opción de selección de créditos de apuesta, los botones en el frontal para jugar con avances y rondas especiales y las pantallas de video, fundamentales en las versiones virtuales que abundan en Internet.

Con incorporación de la electrónica también se posibilitó la interconexión de slots, lo que permite la aparición de jackpots millonarios, como los de la popular Megabucks, además acabar con la necesidad de cargar con gigantescos recipientes de monedas, que fueron sustituidos por ranuras para tarjetas de crédito y tickets de juego. Estos últimos también acabaron con el ruido interminable de las monedas al caer en la bandeja de premios, ya que los pagos más cuantiosos se realizan con tickets que se canjeaban posteriormente en el cajero.

Con la llegada de los casinos online, también aparecieron las primeras slots virtuales y no tardaron en convertirse en uno de los juegos favoritos de los aficionados al ocio digital. La oferta de estas máquinas se ha disparado, y podemos encontrar miles de títulos entre los que elegir dentro de una única plataforma digital. Además, resulta relativamente sencillo gestionar sus generadores de números aleatorios, con lo que es posible ofertar retornos de inversión teóricos que superan el 95 %, además de premios especiales millonarios gracias a la ya mencionada capacidad de interconexión entre diversos títulos para coordinar los pagos entregados. Así, una idea que surgió hace más de un siglo se ha adaptado de forma natural a los gustos de los modernos jugadores de la era de las telecomunicaciones y del marketing digital.

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