La diputada Norma Peña
A Norma Peña la conozco desde hace seis años. Una mañana de sábado tocó a la puerta de mi casa, acompañada de Lupita Romero. Ambas iban vestidas de pantalón de mezclilla, playera y tenis, mientras entregaban el informe legislativo del entonces diputado federal Marcos Covarrubias. La ocasión más reciente en que la vi, ahora como diputada, fue saliendo de sesión el pasado martes, y aunque estaba elegantemente vestida (y no sport como aquel día), la vi idéntica, afuera de la sede del Congreso, atendiendo a la gente que se le acercó con alguna solicitud.
Esto tiene una razón de ser. Norma Alicia Peña Rodríguez es un ejemplo clarísimo de la cultura del esfuerzo. Activista dese siempre, logró la candidatura a diputada local por el primer distrito en el proceso electoral de 2011, al no consumarse el resultado esperado, “la Normita” (como la conocen hasta hoy en las populosas colonias del distrito), siguió su trabajo de gestión y atención con las nuevas amistades que ahí logró concretar y las que se sumaron en el camino.
Llegados los tiempos de un nuevo proceso, no hubo liderazgo alguno que se le comparara en la zona y se convirtió en la candidata natural a contender por la curul del primer distrito. El consabido resultado fue la victoria y ahora el compromiso de asumir con responsabilidad el encargo de la representación popular que se le ha conferido.
Además de la agenda legislativa que se vive intensamente en los tiempos de periodo de sesiones, gran parte de la labor del diputado es la de atención permanente hacia sus representados, labora que tampoco ha olvidado la señora Norma. Eso la ha mantenido en la opinión popular como una diputada que conoce cada rincón del territorio de su demarcación pero que además ha tenido contacto con las decenas de miles de personas que la habitan, factor indispensable para la identificación con su gente.
De todo lo que he dicho aquí, tengo plena constancia, porque tuve el honor de acompañarla en aquel primer trayecto desde noviembre de 2010 hasta febrero de 2011, y continué pendiente de su andar para no perder detalle de lo que hacía y cómo actuaba, para que llegara el momento como este en que pudiera emitir una opinión sobre ella: es Norma Peña un ejemplo pleno de una mujer que trabaja y lucha, y cosecha su buena siembra.
Le auguro futuro porque, nuevamente se repite la historia, su liderazgo en el distrito que representa sigue incólume, producto de no haber perdido la sensibilidad y cercanía con su gente, aún cuando no eran tiempos electorales.
Enhorabuena pues por la legisladora. La invito a no bajar la guardia y continuar poniendo todo el empeño por la gente que representa y que ha puesto su confianza en las manos de su diligencia. Es un grandísimo honor para mí, compartir con ustedes en este espacio, el perfil de una querida amiga como lo es Norma Peña, con la plena certeza de que todo lo aquí plasmado, se apega en su totalidad a la realidad.
Por Luis Enrique López León