¿Por qué llamó la atención la designación de nuevos dirigentes en el PRI de BCS?
Aunque algunos -pocos- priistas trataron de ocultar el sentimiento de traición que vivió el resto de la militancia tras la imposición de Gabriela Cisneros Ruiz como la próxima dirigente del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Baja California Sur (BCS), la gran mayoría se quejó en redes sociales por la manipulación que hacen en el partido los senadores Ricardo Barroso Agramont e Isaías González Cuevas, quienes impusieron en el cargo a Cisneros Ruiz y Andrés Liceaga Gómez, este último virtual secretario general del partido.
Fuera de esas -clásicas- prácticas del partido, lo que llamó la atención fueron dos cosas:
- Los propios priistas se quejaron de la forma en que se eligieron a los virtuales representantes del partido en BCS, y además evidenciando inconformidades en el proceso interno
- Ninguno de los quejosos hizo algo contundente respecto a su inconformidad para derrumbar la imposición. Hasta este momento ninguno apeló el proceso, o cualquier acción legal que demuestre que no son más rehenes de los grupos del poder, como ellos señalan.
¿Por qué llamó la atención la designación de los nuevos dirigentes en el PRI de BCS?: porque los partidos políticos son entidades de interés público, y en ellos se plasma la forma de gobierno que podrían brindar a los ciudadanos en caso de ser quienes encabecen un proyecto político, o sea, un gobierno municipal, estatal o federal. Simplemente por eso.
Tampoco crean que el proceso del registro de la planilla única del PRI era más importante que nuestras actividades de fin de semana. Hubo quienes creyeron que los no priistas estuvimos atentos al tema porque nos identificamos con otro partido y atizábamos el fuego de la desunión y confrontación, y no es así. En pocas palabras llamó la atención por la incongruencia: me quejo porque todo está mal pero no hago nada. Como vil revolucionarios del “feis“, así actuó la militancia del PRI.
A veces pienso que si Facebook hubiera existido el día de la batalla de Puebla, la perdemos de una. Nadie hubiera salido a luchar, solamente tendríamos a hombres y mujeres con dedos en forma de AK-47 sobre el teclado de sus computadores escribiendo con impotencia “muerte a los franceses”, “me dueles México”, “México somos todos”, pero ninguno hubiera salido a pelear. ¡Qué mierda!.
Decía Umberto Eco al diario La Stampa que “las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que antes hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Entonces eran rápidamente silenciados, pero ahora tienen el mismo derecho a hablar que un Premio Nobel. Es la invasión de los imbéciles”. Con esto presumo que en redes sociales cualquier “mata” con un post pero no cualquier actúa. Eso a cualquiera lo convierte en un imbécil.
Reitero, el motivo por el cual este partido llamó la atención de los ciudadanos y del resto de los partidos fue por las acusaciones que entre ellos mismos se hacían y, que claro, nos alertaban sobre las formas de proceder. Los priistas inconformes no fueron capaces de revelarse a lo que ellos mismos consideraron un abuso de autoridad. Esto los dejó en evidencia como “agachones”, término utilizado para referirte a una persona incapaz de defenderse y que baja la cabeza en señal de debilidad.
Respecto a Gabriela Cisneros Ruiz y Andrés Liceaga Gómez no puedo hablar, porque no los conozco. Quizás sean lo que necesite el partido para ganar algo en las elecciones locales en 2018; quizás ni para eso sirvan. Lo cierto es que la forma en la que llegaron lastimó a la militancia.
Dicen que el problema no es que te digan perro, sino la perra forma en la que te lo dicen. Veamos qué pasa en los próximos días; si con este tipo de dictaduras la militancia continúa fiel al partido o buscan otro lugar, porque claro está que las candidaturas electorales en 2018 también serán otorgadas por este mismo grupo de senadores: ¿será Juan Alberto Valdivia Alvarado la persona que rescate al PRI?.
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