No politicemos la muerte del periodista Rafael Murúa Manríquez
El homicidio del periodista Rafael Murúa Manríquez ha sacudido a Baja California Sur (BCS), y me atrevo a decir que al país entero. No solamente amigos y familiares reclaman justicia, quienes trabajamos en los medios de comunicación reclamamos una investigación clara, imparcial, pero sobre todo, en mi caso, exijo no politizar la vida y muerte de este comunicador… ni de ningún otro ser humano.
Es típico escuchar a la opinión pública sacar conclusiones de un delito; si lo mató este, el otro, los muertos de Peña, los muertos del sexenio del Peje, en fin. Hoy lo cierto es que necesitamos ser más humanos y pensar.
Ayer leí en diversos medios de comunicación, mayormente de circulación nacional, que Murúa Manríquez era el primer periodista asesinado en 2019 en México, el tercero en el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Llegué a la conclusión que la historia los cuenta bultos caídos, como números de una estadística fría y desalmada.
El 3 de diciembre se dio a conocer que Alejandro Márquez Jiménez, director del medio Orión Informativo, en Nayarit, fue el primer periodista asesinado en el sexenio del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena), mientras que tres días después se daba a conocer que Diego García Corona, del semanario Morelos de Ecatepec, fue el segundo periodista asesinado en los primeros días del gobierno de AMLO y el décimo en 2018.
Lo anterior es una forma de deshumanizar a la persona, sobre todo cuando la sociedad, lejos de reclamar justicia se empeña en señalar culpables. Les explico este punto.
El homicidio de Murúa Manríquez ha dado pie para que algunas personas, particularmente opositores al gobierno municipal de Mulegé, aseguren que el alcalde, José Felipe Prado Baustista tiene qué ver con este lamentable suceso. Disfrazan su exigencia de justicia en un grito que pretende sacar raja política. Si bien es cierto que el periodista, desde 2017 había denuncia amenazas en su contra, también es cierto que la presunción de inocencia es para todos, así nos guste o no.
Hoy existe un respiro para la comunidad sudcaliforniana, y es que por primera vez en el territorio, un alcalde dice que sería capaz de solicitar licencia para no entorpecer las investigaciones de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) con tal de dar con los verdaderos homicidas del periodista y así desmentir a quienes lo han señalado de forma aventurada.
El homicidio de Murúa Manríquez no merece ser tratado como bandera política y menos hacer de su memoria un raiting para los medios de comunicación ni población en general.
A sus familiares les deseo pronta resignación, y a los gobiernos les pido ejercer todo el peso de la ley en contra de quien(es) sea(n) culpable(s).