OPINIÓN | EL SILENCIO DE MORENA
No basta con ser el partido en el poder si se deja de tener una presencia genuina en las causas de la gente. Cuando millones de mexicanos votaron por Morena fue porque necesitaban creer de nueva cuenta en la política, y este partido prometía ser diferente.
Ahora en el poder, con el Gobierno de Baja California Sur y los ayuntamientos de La Paz, Los Cabos y Comondú a su cargo, pareciera que Morena se olvidó de comunicar hacia la gente, es decir, son poder pero ya no tienen banderas. Por eso que en la política se diga que no es lo mismo ser borracho que cantinero.
Para mí, una cosa es gobernar y otra cosa es mantener la ideología política activa. El gobierno y los ayuntamientos gobiernan y los partidos abanderan causas, en teoría debería ser así. Sin embargo, en Baja California Sur considero que Morena dejó de conectar con la gente.
Desde la llegada de Guillermo Guzmán Cota a la dirigencia de Morena el partido se ha estancado en su discurso y acción, por lo menos mediáticamente. No es un mal dirigente, pero estábamos acostumbrados a que este partido criticaba, exhibía, hasta tumbaba puertas con tal de fijar su postura y los excesos del poder. Es evidente que no se van a criticar así mismos. Están cayendo en lo mismo que cayó el Partido Acción Nacional (PAN) cuando fueron poder: descuidar el campo de acción política.
Cuando Alberto Rentería Santana estuvo al cargo de este partido no le importó hablar de propios y extraños. Jamás dejó escapar un tema porque sabía que era necesario fijar postura para así nunca perder el protagonismo. Sin embargo, Morena ha dejado escapar la posibilidad de legitimarse y ser autocríticos.
Morena no pudo ni puede criticar al Partido Revolucionario Institucional (PRI) por decir que a los periodistas se nos debe matar de hambre. No les interesó fijar una postura a favor de la libertad de expresión, es más les sigue valiendo tres hectáreas repletas de madura monda. Los periodistas también votamos, y también somos parte del juego político.
Como Morena replica ciertos aspectos priístas, y pareciera que eso de matar podría ser una alternativa en ciertos casos, dejan en el aire su punto de vista del tema que ha generado polémica entre periodistas y comunicadores.
Más allá de lo anterior, aunque los gobiernos en turno sean morenistas, eso no implica que el partido no genere críticas al interior y exterior. No todo es la campaña inútil de enjuiciar a traidores a la patria. Es más, ni siquiera procederá porque la traición a la patria no es tal.
Después de esta campaña de odio, ¿qué vendrá para Morena? Campañas estériles no suman en nada. La verdadera bandera es tomar un tema del cual se enamore la población: transporte público, transparencia, ejecución de obras prioritarias, campañas de salud, temas específicos.
Como partido, le hicieron un grave daño a Morena al mover a Alberto Rentería, porque para bien o para mal ese hombre dada lengua a propios y extraños, si no me creen le pueden preguntar a Armida.