#OPINIÓN | HUELGA FIFÍ
Cuando se trabaja por cuenta propia cada quién decide el valor económico que le da a la prestación de sus servicios profesionales, pero cuando se trabaja para una institución pública -de gobierno- el sueldo se debe sujetar a la ley. Es decir, en ninguna empresa un empleado gana más que el jefe o propitario. No se trata de menospreciar la tarea de nadie, se entiende que el sueldo es con base a la jerarquía y responsabilidades. Lo mismo debe suceder en cualquier dependencia de gobierno.
Sin embargo, en el Colegio de Bachilleres (Cobach) en Baja California Sur (BCS) la cosa funciona diferente. Ahí, cada quién gana lo que logra, muchas veces por acuerdos políticos y compadrazgos más que por capacidad o méritos profesionales.
Por citar un ejemplo, el profesor Edrulfo “N”, según el tabulador de sueldos y salarios percibe un sueldo de 82 mil 923 pesos con 24 centavos. Una cifra nada despreciable. Asimismo, el directivo escolar de nombre Alejandro “N” prcibe un sueldo de 115 mil 825 pesos con 4 centavos, sin dejar de lado a Rubén Antonio “N”, quien percibe un sueldo de 111 mil 332 pesos con 64 centavos o el directivo de nombre Juan Manuel “N”, quien percibe un sueldo de 220 mil 297 pesos con 35 centavos.
Los datos citados son oficiales, publicados por el portal de transparencia del Gobierno de Baja California Sur. Esos mismos datos son los que han comprobado que algunos académicos se fueron a un paro de labores pensando primero en sus intereses que en la educación de los alumnos. Es decir, los maestros no están en una situación de calle, no están con quincenas pendientes de pago, tampoco están pensando qué llevar de comer a sus casas. Lo que están pensando es cómo obtener más dinero haciendo lo mismo, afectando un ciclo escolar para quienes están cursándolo, para quienes se van del plantel y para quienes pretenden llegar.
Nos guste o no, el presidente de México advirtió que durante su gobierno nadie podría ganar más que él. También advirtió que habría austeridad y cero lujos. Cada servidor público y/o empresa que generara una ganancia a través del erario público estaría sujeta a nuevas reglas. Esto no lo entienden los maestros del Cobach que mantienen una huelga cuando no hay una situación de riesgo para ellos.
Por lo anterior, me atrevó a decir que se trata de una huelga fifí, en la que el interés supremo no es la educación sino las prestaciones salariales -aumento de sueldo-. Las cosas se pueden hacer bien: no es necesario afectar a terceros para obtener un beneficio. Tampoco es necesario amedrentar con huelgas creyendo que los padres de familia no comprenden el fondo de las cosas.
El gobernador, Víctor Castro fue tajante al decir que cumplirían con lo que marca la ley, pero si lo que pelean los maestros es el aumento o compensación económica que prometió Andrés Manuel López Obrador deberían esperar que dicha compensación llegue a los estados o exigirla directamente al Gobierno de México.
Nadie podría estar en contra del sueldo de otra persona, pero todos estamos en contra de los privilegios desmedidos. Ojalá que los maestros entiendan esta lección.
