#OPINIÓN | NOMBRAMIENTOS TURÍSTICAMENTE POLÍTICOS
El reciente nombramiento de Donna Jeffries como promotora de Turismo del Ayuntamiento de La Paz en Cabo San Lucas ha generado un intenso debate. La decisión, presentada como una “estrategia de crecimiento turístico”, plantea preguntas esenciales sobre la necesidad y eficacia de esta medida, especialmente considerando la cercanía geográfica entre ambas ciudades, separadas por menos de dos horas en carretera.
De entrada, el concepto de contar con embajadores o enlaces para promover destinos turísticos no es nuevo ni raro. Sin embargo, en este caso, las dudas recaen en cómo una promotora de La Paz en Los Cabos podría contribuir de manera tangible al turismo paceño. ¿Tendrá oficina propia? ¿Cuáles serán sus funciones específicas? Estas interrogantes cobran relevancia porque Los Cabos ya actúa, en cierta medida, como un promotor indirecto de La Paz.
Como antecedente de lo que digo, en julio del año pasado, Natalia Ruffo, directora de Turismo de La Paz, declaró que los operadores turísticos de Los Cabos venden paquetes que incluyen visitas a lugares icónicos del municipio paceño, como playa Cerritos, Todos Santos y Balandra. En este contexto, parece cuestionable la necesidad de invertir recursos adicionales en una promoción específica.
Además, el historial de Donna Jeffries no está exento de controversia. Como titular de Turismo en el gobierno del exalcalde Óscar Leggs Castro, formó parte de una administración que enfrenta observaciones significativas y cuentas por aclarar. Esto podría generar resistencia, particularmente entre el sector empresarial, que aún guarda cicatrices de esa época. En un entorno donde la confianza es clave para la colaboración entre el gobierno y las empresas, este nombramiento podría considerarse un paso en falso.
Otro punto que merece atención es la dinámica misma entre La Paz y Los Cabos como destinos turísticos. Mientras Los Cabos goza de una reputación internacional bien cimentada, La Paz se posiciona como un destino más tranquilo y auténtico, atrayendo a un perfil de turista diferente. En lugar de intentar “competir” con Los Cabos, podría ser más efectivo enfocar los esfuerzos en potenciar la identidad propia de La Paz y mejorar la infraestructura para manejar el creciente flujo turístico.
El nombramiento de Jeffries parece responder más a una estrategia política que a una necesidad real del turismo paceño. Es vital que las autoridades aclaren los objetivos concretos de esta medida y justifiquen su utilidad frente a los ciudadanos y los actores involucrados en el sector turístico. De lo contrario, este movimiento podría interpretarse como un simple acomodo político disfrazado de estrategia de desarrollo.
Hasta el momento, no se ha justificado ni sustentado el nombramiento de quien deberá llevar la promoción turística de La Paz en Los Cabos. Lo único seguro es que, políticamente hablando, este movimiento no ha pasado desapercibido.