#OPINIÓN | POR LOS CABOS, VALE LA PENA
La participación de Christian Agúndez Gómez, alcalde de Los Cabos, en la ceremonia de clausura del primer periodo de sesiones del Congreso de Baja California Sur (BCS), no solo representó un acto protocolario. Su asistencia fue un llamado a la unidad política en un momento clave para el municipio más próspero de BCS, pero también uno de los más desafiantes en términos financieros.
Los Cabos, conocido por sus lujosos resorts y su papel como destino turístico de talla internacional, enfrenta una paradoja: mientras su imagen refleja abundancia, las finanzas públicas cuentan otra historia. El propio Agúndez ha sido claro al respecto: la administración anterior dejó un panorama alarmante, con una sobrenómina del 58%, endeudamientos descontrolados y una situación tan absurda como estar en buró de crédito por incumplimiento de contratos.
En entrevista con medios, el alcalde enfatizó que desde el primer día de su gestión ha trabajado para revertir este panorama. Sin embargo, también reconoció que “rehabilitar el municipio de Los Cabos no será de la noche a la mañana”. Esta afirmación, aunque honesta, subraya la magnitud del reto que enfrenta su administración.
La estrategia de Agúndez para sanear las finanzas municipales incluye la reducción de la nómina, que pasó de 6 mil trabajadores al inicio de su gestión a poco más de 5 mil 300. Su meta es llegar a 4 mil 500 empleados, lo que permitiría un ahorro significativo en el gasto público. Actualmente, el costo de la nómina asciende a 75 millones de pesos quincenales, una cifra que el alcalde calificó de “increíble” y que refleja la urgencia de optimizar los recursos.
En este contexto, la relación con el Congreso estatal se vuelve crucial. Contar con el respaldo de una mayoría legislativa permitirá a Los Cabos acceder a un presupuesto justo y equitativo, que atienda las necesidades de una comunidad en constante crecimiento y de los millones de turistas que visitan este destino cada año. En su diálogo con los integrantes de la actual legislatura y algunos excompañeros de su época como diputado local, Agúndez dejó claro que su prioridad es garantizar que los recursos públicos lleguen de manera directa a la ciudadanía y contribuyan al desarrollo integral del municipio.
Sin embargo, más allá de los números y las estrategias administrativas, el verdadero desafío radica en construir un consenso amplio entre actores estatales, federales, sector empresarial y la sociedad civil. La visión del alcalde de sumar esfuerzos para “rehabilitar” Los Cabos refleja una comprensión de que las soluciones a largo plazo no se logran en aislamiento. Este llamado a la colaboración es fundamental, especialmente en un municipio donde las desigualdades también están presentes pese a la riqueza que lo caracteriza.
A medida que el XV Ayuntamiento de Los Cabos avanza en este proceso de transformación, será esencial que el alcalde mantenga un equilibrio entre la eficiencia administrativa y la sensibilidad política. Reducir la nómina y optimizar recursos son decisiones necesarias, pero también impopulares si no se explican con claridad y se acompañan de resultados tangibles en la mejora de los servicios públicos.
El reto de Agúndez no es menor. Gobernar un municipio que combina riqueza extrema con rezagos históricos requiere liderazgo, visión y una capacidad de negociación política que trascienda los intereses partidistas. Por ahora, su esfuerzo por subsanar las finanzas y fortalecer los lazos con el Congreso estatal son pasos en la dirección correcta.