OpiniónPortada

OPINIÓN Y ENFOQUE | POBRE PERO NO SECUESTRABLE

Compartir noticia en:
Share

Ya no sé si sea bueno reírme o aterrarme. Ya no sé si cuestionar lo evidentemente dañado que está López Obrador, si más en su ánimo o, si más en su mente.

Ya no sé si su afán de seguir al pie de la letra los consejos que le dio Castro, en su momento, a Hugo Chávez pueda ser el máximo de maldad que le corroe las entrañas y pueda desplegar.

Pero lo peor no es eso finalmente, sino que en este país siga apoyando ese proyecto, tal cantidad de ciudadanos ciegos y sordos, que el surrealismo de Octavio Paz en la letra o el de Dalí en la pintura, se queden cortos.

Aunado a esto, no me atrevo a calificar la pasividad tan absurda de la oposición que, enmudecida, se encuentra mirando los toros desde la barrera.

El famoso bloque opositor amplio (BOA) solo existe en un pasquín inventado por los esbirros de López Obrador y, tal vez, solo tal vez, en la mente de los mexicanos que no nos tragamos las mentiras de ese sujeto y de sus paniaguados.

No es extraño que las voces del pueblo critiquen al mandatario en turno y que muchos lo hagan (hagamos) con denuedo y tenacidad, con palabras duras y, a veces, hasta irreverentes. Pero tienen razón quienes argumentan que todo se queda en palabras sin ninguna acción.

Pues bien, este amplio preámbulo sirve para llamar la atención sobre las más recientes declaraciones del inquilino del Palacio Nacional, que culminaron, al menos hasta el momento, con lo dicho ayer con relación a que, si eres pobre, no eres (por tanto) secuestrable.

Literalmente López pontificó lo siguiente:

No secuestran a un pobre… secuestran al que tiene… ‘tons ¿cómo evitamos el secuestro? con una sociedad mejor… con justicia y así… somos libres de verdad…

A ello sumémosle que es mejor que ahora comas frijoles y tortillas, nada de alimentos lujosos y caros, y que te conformes con un par de zapatos, un carrito modesto y lleves una vida humilde pero honrada (casi veo a Pedro Infante con su camiseta de rayas cantando amorcito corazón, quien punto y aparte en la vida real era bastante adinerado), tenemos entonces una condena para que no duela tanto pasar a pobre y de pobre a indigente, tal cual sucedió en Venezuela, así como predicaba Hugo Chávez en aquellas encendidas arengas que el pueblo de Venezuela se tragó completas.

(Les recomiendo vean el documental: El Chavismo: La peste del siglo XXI) https://www.youtube.com/watch?v=CzTtqmc5Uvg&feature=youtu.be&bpctr=1592326414

Si lo van a ver primero les aparecerá un mensaje de advertencia. Denle que aceptan verlo y comenzará. En algunos momentos se les hará un nudo en la garganta, en otros estarán escuchando los discursos que hoy vomita López Obrador frente a sus delirantes (y cegados) seguidores.

Regresando a nuestra charla. En el pensamiento del proto dictador si tienes eres secuestrable, si no tienes, ni te preocupes.

¿Y si tengo que hago?, imagino que le falta decir: pues deshazte de tus cosas, dáselas a la causa, al movimiento, a la cuarta transformación. Hasta parece secta o cártel. Como sea, hay analogías, todas ellas ominosas.

López Obrador, en su carácter de pastor de almas continúa señalando que la manera de evitar el secuestro es siendo una sociedad mejor, con justicia para así, ser libres de verdad. Aunque no señala cómo concebir “una sociedad mejor” supongo que aclara que esta lo es siempre que haya justicia y, por tanto, libertad. Suena bien, pero hay trampa.

O sea, tratando de entender: una sociedad mejor no es una sociedad próspera, sino todo lo contrario. Pero es confuso porque si habla de justicia y libertad, entonces resulta incongruente ya que, si una sociedad justa sería aquella en la que todos son iguales, porque nadie tiene más que los demás y todos tienen apenas lo justo, entonces es imposible hablar de libertad y mucho menos de justicia. Comunistas fracasados, ahí les hablan.

¿Me explico?, ningún ser humano, por primitivo que pudiera ser, podría sentirse feliz entre más jodido esté él y los demás. Es contrario a la naturaleza y a la conformación del estado. Los Iusnaturalistas y los Positivistas finalmente encontrarían un punto de acuerdo en esto, probablemente Thomas Hobbes y Han Kelsen se darían la mano en relevos australianos para destrozar argumentalmente a don Lopitos.

Creo que su problema es que ha de imaginar que su palabra es palabra de dios y que los humildes mortales no vamos a pensar, ni mucho menos a analizar y opinar.

Octavio Paz, con una sola frase, le hubiera dado un revés que habría dejado al proto dictador viendo estrellitas: “Sin libertad la democracia es despotismo; sin democracia, la libertad es una quimera”.

¿Quiere más o ahí se planta?

No obstante, los juegos de palabras, las intenciones ocultas, los mensajes subliminales disfrazados de salmos, cubiertos de melosidad y de supuesta sabiduría de pueblo impactan e impactan fuerte. La gente los cree, Venezuela los creyó, México los está creyendo.

Quien roba, secuestra, mata, lo hace por múltiples razones, algunas solo explicables mediante estudio, no solo porque la víctima tenga más que el delincuente. López generaliza, muy de su estilo, y al parece disculpa al delincuente: roba porque el otro tiene y el que tiene es culpable porque tiene más que el delincuente.

¿Absurdo?, no en su pequeña mente; no, si se apega al libreto que está siguiendo para materializar su plan de destrucción.

Con sus diatribas de austeridad, López promueve el pensamiento mediocre para dominar, al igual que la envidia entre los conciudadanos para dividir. Necesitamos abrir los ojos y entender el trasfondo. No hay nada nuevo, todo es historia ya vivida en el mundo.

Un jefe de estado que divide a su pueblo entre pobres y ricos, entre buenos y malos o entre adeptos y contrarios es un dictador, le guste o no que se le llame así.

Un jefe de gobierno que disculpa la delincuencia explicándola en términos de lucha entre pobreza frente a riqueza, no solo es ignorante, es cómplice y protector de la ilicitud.

¿Así o más claro?

Compartir noticia en:
Share
Entrada anterior

Firma Armida Castro convenio con Cetmar; promoverán el cuidado de playas

Siguiente entrada

Llama Alejandro Rojas a un pacto de civilidad política

Pablo González Olachea

Pablo González Olachea

Pablo González Olachea es licenciado en Derecho por la Universidad de Guanajuato, México. 1986.

* Máster en Dirección y Gestión Pública Local por la Universidad
Carlos III de Madrid. Granada, España. 2003.

* Especialista en Medicina Legal, Investigación Criminal y Policía
Científica. Universidad de Salamanca. España. 2003.

* Doctorante de Ciencias Políticas y Sociales. Universidad Mundial
campus La Paz, Baja California Sur. 2018. (Inconcluso)

* Más de treinta años de experiencia profesional en los estados de
Guanajuato y Baja California Sur, en áreas tales como consultoría jurídica,
administración pública, evaluación y control, responsabilidades de servidores públicos, análisis de contratos, investigación y análisis de información, desarrollo de proyectos, liderazgo, docencia y diseño normativo.

* Amplia experiencia docente universitaria en Derecho Constitucional,
Derecho Penal, Derechos Humanos y Garantías Constitucionales, Criminología, Administración Pública, e Investigación Jurídica especialmente en la Universidad Mundial, Campus La Paz, BCS y otras instituciones en el estado de Guanajuato.