En ese sentido, Senda Rupestre se adentra en un fascinante recorrido de 360 grados a través de los vestigios de las pinturas rupestres de la Sierra de San Francisco. Este tesoro arqueológico, reconocido como Patrimonio Mundial de la Humanidad, cumple tres décadas.

Asimismo, los sitios con pintura rupestre en la reserva de El Vizcaíno están vinculados a los grupos nómadas que dependían de la caza, la recolección y la pesca para subsistir. Estas comunidades poblaron la región hasta la llegada de los colonizadores españoles en el siglo XVIII. A partir de las fechas obtenidas de los depósitos asociados a los abrigos rocosos, se ha determinado que las pinturas abarcan un amplio lapso temporal que se extiende desde al menos el 1100 a.C. hasta el 1300 d.C.

Por otro lado, figuras humanas, animales, escenas de caza, símbolos abstractos y otros motivos que revelan aspectos de la vida cotidiana, creencias y la relación con el entorno natural de estas antiguas comunidades. Además, la calidad artística y el estado de conservación de muchas de estas pinturas son extraordinarios, lo que ha contribuido a su reconocimiento como Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 1993.

Finalmente, los colores empleados en las pinturas rupestres son principalmente ocres, aunque también se pueden encontrar colores rojos y negros, obtenidos de minerales y pigmentos naturales mezclados con como grasa animal o resinas vegetales.