González se ha preparado durante un año y medio para esta travesía de seis meses, contando con el apoyo de su hijo para atender su taller mecánico. A pesar de los retos, González destaca que su mayor patrocinador es Jesucristo y ha recibido apoyo de muchas personas, especialmente de la comunidad católica. Ha sido en Sinaloa donde ha encontrado un apoyo excepcional, recibiendo agua, comida y ayuda económica de generosas personas.

En su viaje, González ha tenido encuentros con todo tipo de personas. En ocasiones, motoristas se acercan a él para preguntarle sobre su historia y a dónde se dirige, pero después de explicarles, le permiten continuar su camino. En lugares como Palmitas y Angostura, ha recibido ayuda de personas que se han enterado de su travesía y se han mostrado amables al preguntarle si necesita algo.

González destaca que su discapacidad en el pie sorprende a muchas personas, ya que está lejos de su lugar de origen. Su travesía durará siete meses y culminará el 11 de diciembre en Isla Aguada. Recuerda que comenzó sus peregrinaciones a los 15 años y que, a pesar de su discapacidad, ha encontrado en el ciclismo una pasión compartida con otros que también tienen limitaciones físicas.

El ciclista detalla que lleva viajando de esta manera durante 23 años, visitando diferentes partes de México, como Chiapas, Veracruz y Oaxaca. Además, pasó seis años viajando en moto. Considera que su travesía es una alegría y un gusto, ya que se ha convertido en una motivación para muchos jóvenes en el país, transmitiéndoles un mensaje de fe.

En esta ocasión, González ha expresado a las personas que ha conocido en Palmitas que su peregrinaje es un acto de agradecimiento por todas las cosas buenas que tiene en su vida y por sus hijos.

Con información de Debate