El problema no es Morena, son sus arribistas del PRI
Gracias a las bondades del internet, la noche de ayer tuve la oportunidad de intercambiar “tuits” con David Moyrón Quiroz, militante nato del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
Todo empezó con una simple pregunta que lancé en Twitter: ¿Que es peor, los priistas que se van a Morena o Morena que los acepta?.
Esta pregunta obligó a que Moyrón Quiroz reaccionara y cuestionara mi trabajo, la forma en la que hago “periodismo militante de paga”, según uno de los fundadores de Morena en Baja California Sur (BCS).
Lejos de que sus apreciaciones causaran un conflicto, le expliqué algo que todos ustedes también necesitan entender más claramente, y que a veces, quienes estamos en los medios de comunicación no nos tomamos el tiempo para explicarlo paso por paso.
A) El problema no es Morena, son los arribistas del PRI: este partido nació como “la esperanza de México”, por lo tanto, los ciudadanos “de a pie” no entendemos porqué -me enfoco a BCS– el partido abre las puertas tan fácil a una clase política que ha sido denunciada, por ellos mismo, como “la mafia del poder“.
B) Se desplazó a la verdadera militancia: conforme Morena tomaba más fuerza, más atractiva se convertía para los Cota Montaño, quienes miraban hundirse el barco llamado “Partido de la Revolución Democrática (PRD)”. Leonel Efraín Cota Montaño, exgobernador de BCS y militante de paso de diversos partidos como el PRI, Nueva Alianza, PRD y ahora Morena, llegó a este partido creando descontento entre su militancia y simpatizantes.
Previo a una visita de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) a BCS, militantes de Morena imprimieron playeras en contra del arribo del exgobernador; aunque poco pudieron hacer porque poco a poco este personaje vitalicio de la política se apoderó del partido, junto con Víctor Castro Cosío.
C) La familia es primero: cuando los arribistas tomaron control de Morena inició el descontentó y la repartición del partido; tal es el caso que ahora Víctor Castro Cosío es candidato a senador y, su sobrino, Pavel Castro Ríos, encabeza la lista de regidores en la planilla de Rubén Gregorio Muñoz Álvarez -otro arribista-, candidato del PRI a la alcaldía de La Paz.
Asimismo, pero mucho tiempo atrás, llegó el presidente de Fundación Colosio, del PRI, Ómar Zavala Agúndez a Morena; y recientemente llegó Jorge Barrón Pinto -del PAN- y Fernanda Villarreal González, del PRI.
Con los datos antes expuestos es que hablaba con Moyrón Quiroz sobre mi postura. ¿Por qué digo esto?.
Morena, por lo menos en BCS, carece de congruencia. Abre las puertas a quienes han señalado como “la mafia del poder” para volverlos candidatos y, en algunos pobres casos, presentar la adhesión de nuevas personas -del PRI y del PAN- con bombo y platillo, mientras que estas personas dejaron a sus anteriores partidos tras no lograr una candidatura; porque no representaban nada.
Si hay personas en Morena que merecen ser candidatos, por su preparación, por ser fundadores del partido, pero sobre todo por lealtades, son David Moyrón Quiroz, Alberto Rentería Santana, Adrian Chávez, Homero Montaño y quien actualmente ya es regidor, Óscar Martínez Burgos. Estas personas fueron los primeros en ponerse la camiseta a favor de Morena; salían a la calle a pregonar las tareas del partido pese a que nadie creyera en ellos por ese “desgaste” que tenía López Obrador después de haber perdido dos campaña presidenciales.
Son estos últimos personajes políticos a quienes siempre he respetado y a la vez criticado, y tengo que decirlo claramente: el problema no es Morena, son los arribistas del PRI.
Por citar un ejemplo, hay muchos militantes y simpatizantes de este partido que aseguran que su voto será para López Obrador, pero en La Paz no darán el voto para Muñoz Álvarez, mucho menos para Castro Cosío por la forma en la que llegan, de dónde vienen y cómo impusieron sus “leyes”.
Ojalá que dentro de pronto, una vez que los arribistas hayan logrado lo que hayan podido, otorguen lugares de primer nivel a quienes se partieron la madre forjando un partido para que ellos llegaran a gozar de una estructura eficaz, pero mal valorada.
