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Historia del narcotráfico en México [Parte IV]

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A principios del siglo XX comenzó a propagarse en México la producción, distribución y consumo de drogas. Con la llegada de obreros orientales al noroeste del país, llegó al territorio nacional el proceso de cultivo de la marihuana y el opio. Incluso se vendían en la botica el jarabe de heroína y el vino de coca, ambos del laboratorio Bayer, que eran prescritos para tratar síntomas de diversas dolencias en toda la familia, desde los niños hasta los abuelos. De esto hablaremos hoy en la cuarta entrega de “Historia del Narcotráfico en México”.

Al predominar la actividad minera en el noroeste del país, durante los primeros años del último siglo del segundo milenio, llegaron a México, trabajadores chinos que trajeron consigo semillas de amapola y compartieron los conocimientos para su cultivo. La fertilidad de las tierras sinaloenses fue el escenario perfecto para que comenzara a florecer esta actividad con los habitantes de esa zona. Por ello este lugar siempre ha sido relacionado con la producción, distribución y consumo de estupefacientes. A la par con su proliferación, los diferentes criterios para su prohibición empezaron a originarse. Pero mientras esto ocurría, en otras partes de México, ocurría otra situación a la par.

Si indagamos un poco en la red aún podemos encontrar los productos que se comercializaron en la primera década de la centuria anterior: Jarabe Bayer de Heroína, que tenía como función la de calmar los fortísimos síntomas de la bronquitis y demás dolencias de las vías respiratorias, recomendado para usarse en toda la familia, desde los niños hasta los abuelos. ¡En cualquier botica podría encontrarse este producto y se administraba en infantes!

Además se vendía también el Vino de Coca, recomendado para cantantes y deportistas, pues tenía como efecto el de fortalecer las cuerdas vocales y relajar la laringe al tiempo de fortalecer el cuerpo. Se le atribuían propiedades que permitían llevar a cabo con soltura actividades con intensa actividad física y era útil para trasnocharse sin efectos negativos en el rendimiento.

El mismo “elixir” como ya se le denominaba era consumido por los más altos estratos sociales, incluso se dice que el Papa León XIII envío una medalla de aprobación al creador de este vino, Mariani, con la aprobación eclesiástica de El Vaticano, por haber dado origen a este utilísimo y efectivísimo producto, el Vino de Coca.

Los conocedores y estudiosos de la época comenzaron a detectar que estos productos contenían sustancias con poderoso efecto adictivo y provocaban en sus consumidores, una alta incidencia de conductas que llegaban incluso a provocar la comisión de delitos. El mismo Sigmund Freud encontró en la cocaína un sustituto eficaz de la morfina y comenzó a recomendar y suministrar la sustancia en familiares y amigos. Sin embargo pronto detectó la adicción y los estragos que provocaba, llegando a reconocer públicamente su problema y luchando contra su uso.

Así comenzó a prohibirse paulatinamente el consumo de estas drogas y con ello, a crecer su valor en medio de la clandestinidad. Es en este momento donde inicia el tráfico ilegal de los estupefacientes y su productividad como negocio en el mercado negro. ¿Cómo alcanzó proporciones desmedidas y se convirtió en sinónimo de muerte y sangre derramada? Habremos de hablar de eso en la próxima entrega de Zarpazos de León.

Escríbanme a zarpazos@elrugidodeleon.com

Por Luis Enrique López León

El Informante de Baja California Sur

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