Camino a un salario digno
La propuesta del PAN de hacer una consulta ciudadana para un salario mínimo digno movilizó a cientos de miles de ciudadanos de todo el país que veían en esta iniciativa, una esperanza real de mejora para el ingreso familiar; sin embargo, como todos sabemos, esta propuesta fue frenada e impidió que avanzara previo a las elecciones federales de este 2015. De haber seguido para adelante, otra cosa hubiera sido el reparto de curules en la Cámara de Diputados.
En días pasados el diputado federal por Baja California Sur, Herminio Corral Estrada, dijo que el salario mínimo ha perdido su poder adquisitivo en un 75% en las últimas tres décadas, colocando a México con el salario más bajo de los países que integran la OCDE.
Entre tantos estudios y análisis que sustentan este alarmante dato, destaca el de la Universidad Nacional Autónoma de México que hace las equivalencias de pérdida de valor de la siguiente manera: “se dejaron de adquirir 45.7 menos kilogramos de tortilla que entonces con la misma percepción; 243.3 menos piezas de pan; 5.6 kilogramos menos de huevo y 9.5 menos kilogramos de frijol”. Y haciendo un cálculo más exacto, es en realidad una pérdida del 76.3% del poder adquisitivo del salario mínimo, según Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la Facultad de Economía (FE) de la UNAM, “con relación al huevo, la pérdida fue de 5.6 kilogramos; de frijol, de 9.5 kilogramos; de leche, 14 litros, y de aceite, 4.4 litros”. Entonces, es claro que el salario mínimo debe fortalecerse, si la intención es la de mejorar la economía familiar.
El principal argumento en contra para apoyar un aumento considerable en el salario mínimo es que este es considerado como unidad de medida, referente para el cálculo de multas, créditos, pensiones alimenticias y demás; por lo que, incrementarlo significaría un mal remedio. Es por ello que la desindexación del salario mínimo es el primer gran paso para detener la estrepitosa caída del poder adquisitivo de este ingreso base.
La falta de voluntad de los partidos políticos por hacer eco en la propuesta panista de 2014, fue una zancadilla para la clase trabajadora. Ahora que el tema se ha retomado y se ha avanzado al respecto, sería inaceptable que por cuestiones meramente partidistas se volviera a dejar en segundo o tercer término, el bienestar de las familias mexicanas y claro está de las sudcalifornianas, pues este debe ser el principal motivo que mueva a los representantes populares.
Al igual que en el tema del IVA, que fue a todas luces un golpe rapaz a la economía de la región fronteriza, los priístas han tratado de enterrar la testa como los avestruces y se limitan a acusar banderas políticas para este tipo de reclamos, que no son más que la amplificación de un ensordecedor grito de la colectividad mexicana, que exige un rescate de las erróneas decisiones que el gobierno federal y la mayoría priísta en el Congreso ha decidido en nombre de los millones de habitantes de este país.
Más allá de ideologías, la causa del trabajador mexicano debe ser enarbolada por todos. En la fuerza de nuestros trabajadores está el sostén de las familias y si no se dignifica su ingreso, el crecimiento será impensable y por ende el desarrollo del país seguirá siendo una eterna quimera. Que no se convierta una realidad evidente en un jaloneo de políticos. Que todos “jalen parejo” por garantizar las mejores condiciones de vida para las y los mexicanos. Así y solo así se cumplirá con la responsabilidad mayor de los legisladores: representar los intereses ciudadanos y solo los ciudadanos.
MI ALERO. El VIII Parlamento de la Juventud está esperando a sus 21 diputados juveniles. No dejen de pasar la voz a los amigos y familiares jóvenes para que participen en esta noble actividad tendiente a involucrar a los jóvenes en los temas de la agenda pública.
