Sala de Conciertos La Paz, entre engaños y verdades
Marco Antonio Hernández es también director de la Banda Sinfónica del Gobierno del Estado y tiene como formación profesional la rama de la contabilidad y la administración, aunque desde pequeño incursionó en la música, incluso estudiando en el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y siendo acreedor del primer premio en el concurso nacional de flauta transversa. Él asegura que su intención como nuevo administrador de la SCON no es perturbar la vida de la Orquesta Sinfónica de la Escuela de Música, recordando que de hecho formó parte del comité de formación de esta agrupación, por invitación del propio Luis Peláez, lo que ha propiciado que al menos en 20 ocasiones la banda haya apoyado con instrumentistas de aliento para los conciertos de la sinfónica, además de que él mismo la ha dirigido ya una decena de veces.
“Nosotros como banda estuvimos en la Escuela de Música durante veinte años, a partir del ochenta y hasta el año dos mil, ensayando en las instalaciones; no venimos a invadir nada, nos invitaron a recuperar más bien el espacio donde estuvimos durante bastante tiempo […] No venimos a truncar la vida de la orquesta ni de la Escuela de Música, vamos a respetar sus horarios que han manejado siempre, tanto de presentaciones como de ensayos; tampoco venimos a quitarles ningunas becas, ningunos apoyos que hayan tenido o pudieran tener, nosotros venimos ya directamente de nómina del Gobierno del Estado”.
Acerca de la aparente organización de las protestas, Hernández Avilés explica que cuando se le hizo entrega de la SCON recibió únicamente de parte de Peláez García, a través de Jonathan Noriega, “un pequeño documento y las llaves de la sala de conciertos”, donde “decía nada más que hacía entrega de las instalaciones de la sala, con todo el equipamiento que se encuentra dentro, aunque sin previo escrutinio del instrumental, del equipo de audio y video y sin ninguna relación del mobiliario”. El maestro “además comunicó que iba a dejar en su computadora de su oficina todo el historial de la sala”, detalla el nuevo administrador, “pero al ir a revisar nosotros ya como encargados de la sala, nos encontramos con que la computadora había sido formateada”.
“Con base en un programa informático hicimos la recuperación de toda esa información y nos encontramos en el historial de Word la carta manifiesto que se leyó en el concierto del 16 y 17 de la orquesta en la sala de conciertos, es decir que fueron escritos en esa computadora, además de encontramos convocatorias a asambleas de la Sociedad de Padres de Familia, organización que supuestamente apoya al maestro”.
Entre otras cosas, el manifiesto leído durante las protestas señalaba que la construcción de la SCON era “resultado de la iniciativa de los estudiantes, padres de familia de estos mismos y de la dirección de la escuela en su momento”, a cargo claro de Luis Peláez García, no obstante, la exdirectora del Instituto Sudcaliforniano de Cultura (ISC) de esos días, Elsa de la Paz Esquivel Amador, afirma lo contrario, mostrando que la idea y operación del proyecto Sala de Conciertos nació de ella y el actual subdirector de la institución, José Guadalupe Ojeda Aguilar.
“En el 2005, comentando con José Guadalupe”, platica Esquivel Amador, “le decía que sentía que la Escuela de Música, como centro de iniciación musical, pues, era una institución donde, y hasta la fecha, no podíamos tener una acreditación ni si quiera a nivel bachillerato, por lo que me preocupaba mucho que no tuviésemos un nivel musical en la población […] La idea fue que pudiéramos tener una sala de conciertos, en donde pudiésemos traer bel canto, música de concierto, y ofrecer un recinto donde la gente pudiera acceder a otra alternativa musical […] Desafortunadamente el Gobierno del Estado no tenía terrenos en donde pudiéramos hacerlo […], entonces fue que pensamos en la Escuela de Música […] Hicimos una investigación y encontramos que ese espacio nos podía dar una buena sala de conciertos. A José Guadalupe le encantó la idea, desde el punto de vista como musicólogo, y yo, que siempre he manejado la medicina alternativa, la música me parece un instrumento de sanación […], y en ese sentido fue que nosotros ideamos la SCON”.
“Cuando yo llegué a La Paz”, recuerda, Luis Peláez le expresó acerca del proyecto: “ese ha sido mi sueño”, y le fue encargado entonces el desarrollo técnico del mismo, aunque ninguna atribución.
“Yo invité a Luis a que participara con nosotros y estoy segura de que nunca firmó nada, la que firmaba era yo, porque yo era la titular y era la apoderada legal, pero en algún momento yo le dije que como él estaba tan cerquita de la obra, que me fuera dando los informes semanales de cómo iba el avance […] Afortunadamente mis relaciones con Consuelo [Saizar] a nivel nacional eran extraordinarias y ella me invitó a formar parte del Comité Nacional del PAICE, y al ser yo sinodal para aprobar los diversos proyectos que se iban a dar en el país, pues obviamente yo tenía mano, y esa fue una de las razones por las que pudimos bajar muchos recursos durante esos años”.
Incluso, el acceso a la SCON estaba pensado para la calle Miguel Hidalgo y Costilla, con el objetivo de ofrecerle independencia al recinto y activar nuevos espacios en la zona urbana donde se desarrolló, sin embargo Luis Peláez, explica la exdirectora del ISC, cambió los planes “en un descuido”.
“Me la cambiaron los de obras públicas y Luis, mi idea original era que la entrada estuviera por la calle Miguel Hidalgo, pero en un descuido que tuve hicieron los cimientos al revés y se requerían recursos extraordinarios para hacer el movimiento de todas las zapatas que ya se habían puesto, entonces tuvo que quedar así”.
La Sociedad de Padres de Familia se ha involucrado en las protestas, dejando ver, desde el manifiesto supuestamente encontrado en los archivos de Peláez García, que fueron parte trascendental para la construcción de la SCON, aunque Elsa de la Paz Esquivel no opina igual. “La Sociedad de Padres de Familia”, dice, “batallamos para que nos dieran ese dinero”, detallando que el ISC incluso ayudó “a hacer un montón de eventos para que pudieran lograr eso”.
El “gran total” en el monto de la inversión de la SCON fue de 14 millones 867,462.93 pesos, de los cuales 8 millones 630,244.28 fueron aportados por el Gobierno del Estado, 6 millones 16,738.65 pesos por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), incluyendo 3.5 millones de pesos en instrumentos, accesorios, mobiliario, equipo de sonido y seguridad; y la Sociedad de Padres de Familia aportó 220,480 pesos.
Finalmente, cabe recordar que en el mencionado manifiesto se solicitaba la reinstalación de Luis Peláez como administrador de la SCON, sin embargo, en una carta de renuncia filtrada a El Informante Baja California Sur, se comprueba que el maestro solicitó al entonces gobernador Marcos Covarrubias Villaseñor su renuncia “con carácter de irrevocable” el día 8 de enero de 2014, presumiblemente para unirse a la malograda precampaña para la gubernatura de la priista Esthela Ponce Beltrán, aunque continuó al frente de sus actividades hasta este año.
