Encontrar trabajo pareciera un asunto sólo de tocar puertas y esperar a que una se abra, o en su caso, un dilema entre aspiraciones y cumplimiento de deseos; pero en nuestro país se ha vuelto un tema complejo que puede ser un obstáculo para el desarrollo económico, social e individual.

En la actualidad, el problema central que enfrenta la empleabilidad es la desvinculación entre oferta y demanda laboral, es decir, entre nivel educativo y capacidades de quienes buscan trabajo, y el perfil profesional y grado de especialización que requieren los agentes de producción. En resumen, el currículo de postulantes no coincide con lo que requieren empleadores.

Esta desvinculación provoca efectos negativos entre la oferta y demanda laboral, que se expresa en los salarios, en el grado de satisfacción laboral, en la rotación de personal, en la dificultad para ubicar a postulantes adecuados y en el costo que implica conseguir un empleo.

Aunado a ello, hay tendencias a nivel internacional y nacional que potencian la desvinculación laboral, por ejemplo, los efectos económicos derivados de la pandemia, el cambio en la composición demográfica, la dinámica poblacional así como los avances tecnológicos han provocado que exista mayor demanda de especialización, pero también otras alternativas de trabajo como las no presenciales.

Una medida que ha contribuido a compensar esa desvinculación laboral son los servicios públicos de empleo, porque tienen la capacidad de conocer las demandas técnicas y de habilidades de los empleadores como las capacidades y aspiraciones de quienes buscan un trabajo, contribuyendo a que ambos intereses confluyan con mayor certeza.

A nivel nacional, gracias a estas instancias públicas por ejemplo, en Baja California Sur se han colocado más de cuatro mil setecientas; que por cierto, en términos relativos, es una de las diez entidades del país que realiza esfuerzos más efectivos en colocación de personas.

Pero a pesar de que la vinculación entre trabajo y buscadores de empleo esté siendo más eficiente en Sudcalifornia, no significa que el reto es menor, pues es necesario explorar nuevas alternativas que contribuyan a que más personas se incorporen a mercado laboral. Pues al final de cuentas, lo que importa no sólo son las oportunidades disponibles sino las beneficios que generan.

Hoy existe una gran oferta de empleo, pero eso no necesariamente se convertirá en una disminución de la desocupación y en mayor producción si no hay ese ajuste entre las aspiraciones laborales de la gente y las necesidades técnicas y operativas de las empresas.

Por ello es pertinente continuar promoviendo el diálogo entre empresarios y autoridad, donde se incluya a las instituciones formadoras de profesionistas y de capacitación para que haya pertinencia pero también para que se reconozcan las aspiraciones de personas desocupadas así como de las subocupadas, es decir, de quienes pueden tener un trabajo de medio tiempo o un segundo trabajo. Necesitamos incrementar el diálogo y acuerdos para cumplir aspiraciones. El trabajo es una gran causa común.

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