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#OPINIÓN | LA CRISIS CLIMÁTICA MEXICANA

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México fue uno de los 196 países que firmó el Acuerdo de París en 2015, cuyo objetivo es limitar el calentamiento global por debajo de 2 grados centígrados. La razón para que nuestro país tomara parte en este acuerdo internacional, va más allá de la mera diplomacia. México es un país que está terriblemente contaminado y que ha padecido graves consecuencias que impactan en la vida y salud de las personas.

Uno de los principales problemas es la calidad del aire, según la Organización Mundial de la Salud, en 2012, la contaminación del aire fue responsable de 3.7 millones de muertes en el planeta (11% por enfermedad pulmonar obstructiva crónica, 6% por cáncer de pulmón; 40% por enfermedad isquémica del corazón, 40% por accidente cerebrovascular y alrededor de 3% por infección respiratoria aguda). En el continente americano se registraron cerca de 58 000 decesos por esta causa.

En México, en 2010, el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático evaluó el impacto económico y sobre la salud de la calidad del aire en las zonas metropolitanas del Valle de México, Guadalajara y Monterrey (AMM), encontrando que si se cumplieran los límites recomendados por la Organización Mundial de la Salud para la concentración de partículas PM 2.5(medida para estimar la cantidad de contaminante en las partículas de aire) se evitarían pérdidas económicas por 45 000 millones de pesos y 2 170 muertes prematuras.

Aunque las mediciones de este estudio se enfocaron en las urbes más grandes de nuestro país, es evidente que el aire que respiramos en nuestro país nos enferma, y, dolorosamente, también arrebata vidas. Se habla de la contaminación del aire en estas urbes debido principalmente al exceso de actividad que genera la quema de hidrocarburos por todos lados. Sin embargo, también en zonas de crecimiento, que aún no son grandes ciudades, las grandes industrias generan contaminación del aire, así como de otras partes de nuestro planeta, como las aguas y el subsuelo.

El crecimiento de la población y por lo tanto de las ciudades es inevitable, la actividad industrial experimentará el mismo efecto. Sin embargo, continuar con este crecimiento contaminante producirá consecuencias negativas para el planeta, para el clima, para la salud, para la economía y, en última instancia amenaza con quitar la vida. Pareciera tema menor hasta que experimentamos grandes catástrofes como huracanes, sequías, incendios forestales, contaminación del aire que hace irrealizable la vida diaria, etcétera.

El Acuerdo de París es un intento por reorientar este crecimiento; en él, se establecen diversas medidas para controlar y detener la contaminación que ocasiona la producción industrial, la producción de energías y el uso de hidrocarburos en la vida diaria. No obstante, también implica una red de colaboradores y un compromiso de los participantes para facilitar y procurar la consecución del objetivo general, que no suba la temperatura del planeta y que no se siga contaminando y destruyendo el medio ambiente.

Como país debemos ver este acuerdo como una gran oportunidad para promover una cultura ambiental que nos permita vivir; el tema de proteger el medio ambiente no debe verse como una moda o un hobbie, debemos entenderlo como una obligación de vida, tan importante como aprender a hablar. Si seguimos contaminando no habrá agua que beber, el calor o el frío extremos acabarán con la vida; más allá de un tema de consciencia es un tema de sobrevivencia.

Nuestro país está contaminado, cómo gobierno, cómo sociedad civil y cómo individuos, tenemos la responsabilidad de detener la contaminación; podemos respirar aire limpio y evitar desastres naturales, de nosotros depende.

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#OPINIÓN | LAS CUENTAS CLARAS

Fabrizio del Castillo Miranda

Fabrizio del Castillo Miranda

Orgulloso sudcaliforniano, nacido el 18 de Marzo de 1986, en el municipio de La Paz, ciudad en la que creció y se formó personal y profesionalmente.

Egresado de la Licenciatura de Administración de Empresas por el Instituto
Tecnológico de La Paz, Baja California Sur.

Desde hace más de 10 años comenzó su participación como activista
político juvenil, llegando a dirigir la Red Jóvenes X México a nivel estatal.
Se ha especializado en el estudio de la política siendo egresado de la
Escuela Nacional de Cuadros del entonces Instituto de Capacitación Política
(ICADEP), hoy Instituto Reyes Heroles.

Ha desempeñado diversos cargos y responsabilidades políticas en distintos
procesos electorales, así como en el Comité Ejecutivo Nacional del PRI.
Actualmente es el presidente estatal del PRI en Baja California
Sur