Baja California Sur vive tiempos de cambio y de ajustes en la forma de gobernar, nuevas maneras y estilos han marcado estos meses y semanas que han iniciado los gobiernos, estatal y municipales. Con los cambios llegan también expectativas y la necesidad de generar resultados concretos, no basta con buenas intenciones.

Quienes hoy forman parte de los gobiernos están bajo la lupa ciudadana para observar que se cumplan las propuestas, planteamientos de campaña, acciones y programas como instancias gobernantes. Habrán de estar bajo el escrutinio público, tanto en sus resultados como servidores públicos como en su comportamiento personal.

Como lo hemos expresado con anterioridad, el ejecutivo estatal, está obligado a hacer cumplir su llamado a la reconciliación e inclusión de los sudcalifornianos y a su vez que nuestro estado siga progresando y que las familias tengan mayores oportunidades de desarrollo en todos los ámbitos.

Quienes forman parte de estos equipos están sujetos a un desempeño de gran responsabilidad y profesionalismo para mantener lo que está funcionando bien, corregir lo disfuncional y construir, para el futuro, nuevas instituciones y procesos que mejoren la gobernanza.  Bien por la limpieza de las calles y las políticas de austeridad que se han aplicado de arranque, bien por la cercanía con la población a través de las audiencias públicas, sin embargo, no basta con estas acciones y quienes vivimos en esta media península estamos esperando la carta de navegación que marque la ruta para nuestra tierra.  Se necesitan decisiones y acciones de gobierno de corto, pero sobre todo de mediano y largo plazo.

Para lograr lo anterior se requiere de un equipo unido, comprometido, preparado y con talento para sacar adelante la tarea.  La primera premisa parece haberse roto ya con algunas diferencias públicas entre actores del municipio de Los Cabos, la segunda es indispensable para mantener la cohesión y las dos últimas imprescindibles para generar resultados de gobierno.  El tiempo y su desempeño dirán si cumplen o no.

Por su parte, la oposición en Baja California Sur debe convertirse en una verdadera alternativa de gobierno, con propuestas claras y cercanas a la gente.  No bastan discursos disruptivos o los posicionamientos en redes sociales, ayudan claro, pero los ciudadanos esperan acciones cercanas a su problemática.  Necesitan conocer sus posturas ante los grandes planteamientos de los gobiernos actuales para poder hacer un verdadero ejercicio de contraste.  Los partidos políticos deberán señalar lo que a su juicio resulte aceptable y anunciar, con firmeza, lo que deba rechazarse.

La oposición no puede actuar de manera fragmentada. Hoy, las dos principales fuerzas opositoras han renovado sus dirigencias y empiezan una nueva ruta, donde deben privilegiar los valores que nos hacen mejores, tolerancia, diálogo, inclusión y libertad.

Tanto el PAN como el PRI deberán superar crisis y luchas internas, tendrán que tener la capacidad de adaptarse a nuevas realidades y circunstancias que los han llevado a distanciarse, incluso a divorciarse, de las preferencias ciudadanas. Tendrán que enfrentar, también, nuevas realidades económicas por la reducción del financiamiento público que habrán de recibir. Tendrán que hacer más con menos.

Los partidos de oposición y sus actores, no pueden rehuir el debate y contraste de las ideas y posturas.  El disenso es incómodo, pero una actitud de silencio o sumisión los llevará a la desaparición total del escenario político y de la simpatía popular. La visión de gobierno no necesariamente es coincidente y, es precisamente en la diversidad, que se fortalece nuestra pluralidad política.

Los actores políticos deberán de actuar con seriedad y responsabilidad para contribuir a generar un estado con mejores oportunidades para las familias sudcalifornianas, la vida democrática debe tener un impacto real y de mejoría en la vida cotidiana de las personas.

Los Sudcalifornianos esperamos cambios sustantivos y no solo cambios de forma.  Por cierto, a nivel nacional después de tres años de gobierno, los cambios sustantivos parecen no aterrizar y, los cambios de forma se mantienen solo en los discursos muy apartado a lo que sucede en la realidad.

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