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OPINIÓN | GRANDES ESPERANZAS

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La novela de Charles Dickens, cuyo título utilicé por encabezado, es la base de muchas grandes historias del “milagro de salir adelante”. Una novela predecible hoy día, pero no por ello menos vigente, al menos en la fantasía de muchos seres humanos. Y el título, sugerente en sí mismo, nos da la idea de algo que hoy día se vuelve muy preciado. Acaba de suceder la consulta de revocación del mandato 2022, y las reacciones al ejercicio me hicieron pensar en esa historia. No solo por el título, sino por el enfoque que, hoy día, creo que enmarca la política actual. Actores políticos sin la menor posibilidad de triunfar, con poco o nulo talento, pero que encuentran en un benefactor desconocido el detonante para poder salir adelante. Bueno, la diferencia es que aquí sí conocen el nombre del presidente. Para bien o para mal, de cara al 24.

El resultado pasa a segundo plano, porque se deriva en un ejercicio que carecía de la participación de la oposición, al menos en las urnas. Es la cantidad de votos, con un ejercicio de movilización muy alto, lo que se vuelve relevante. Antes que me censuren, cuando me refiero a movilización muy alta, no me refiero a que los hayan acarreado o forzado a asistir a cambio de algún beneficio o la no pérdida de alguno. Por supuesto que no. Me refiero a que las casillas no “estaban” tan cerca como en las elecciones federales. Una vez hecha la aclaración, al más puro estilo de los políticos actuales, me explico sobre el número. La cantidad de votantes que se manifestaron fue muy alta. Las metas propuestas en el estado de BCS se cumplieron. Así que el ensayo de cara al 24 les permitirá perfeccionar el sistema. Me refiero a la elaboración de “discursos”. Mejor aclarar nuevamente. Pero la meta propuesta es muy corta respecto a lo que podrían necesitar como “oradores”. La puerta ha quedado abierta. La esperanza, que suele morir última, está viva en la oposición.

El ejercicio visto desde la oposición ha sido manejado y entendido como una pérdida por parte de la convocatoria del presidente. La realidad, creo yo, es que no había la motivación suficiente para la gente. Y el partido en el poder no se preocupó por llevar “el mensaje” de aliento a todos sus simpatizantes. Si de esta manera gastaron demasiadas palabras en un “discurso” INEcesario, imaginen lo que habrían tenido que escribir para lograr “conmover” como en el 21, o más aún, en el 18. Queda claro también que el “recurso” de las palabras no será tan fluido tras la pandemia, a menos que las cosas cambien drásticamente. Pero, suponiendo que ese número de fieles escuchas del discurso del líder carismático, discurso sin comillas por ser el verdadero, ha sido reducido en la mitad, no debe generar gritos de júbilo. En el mejor de los casos, será un grupo de personas esperando escuchar realmente un cambio. Que sus Grandes Esperanzas vuelvan a tener sustento. Y la oposición al régimen actual tiene 70 años de rechazo en su espalda, contra solo 3 del reinado vigente. Mucho perdón y mucho olvido en un mismo discurso. Aunque será más lejano que el pasado reciente.

La otra parte de los números, la que tampoco se quiere hacer manifiesta tan pronto, porque apenas estamos en la cruda de la “fiesta del presidente”, es la del rechazo en general en redes. Para haber sido el ejercicio que se planteó, la participación en redes no es nada, comparada con, por ejemplo, “la rifa del avión, sin avión, con premios, sin premios, con quinceañeras, sin quinceañeras” (ya no más ideas al tema o no se podrá agregar nada más en twitter). La gente que está opinando sobre el ejercicio es considerablemente baja. Eso nos muestra el hartazgo general, no el traslado a la oposición de lo que ha “perdido” el presidente en su convocatoria.

Ya en un enfoque muy personal considero que, el despilfarro que se llevó a cabo el domingo 10 de abril de 2022, debe revelarnos la grave crisis política en la que nos encontramos. Las “Grandes Esperanzas” que se fincaban alrededor de aquel “mecenas” poderoso que mágicamente podría cambiar nuestro destino ha sufrido el estrago de una devaluación aparente. Así que ambos lados del balón, gobierno y oposición, tendrán que competir por la riqueza que, al menos en papel después de la consulta, ha quedado en el aire y decidirá la elección.

Los ciudadanos, como cada sexenio, nos sentaremos relajados esperando una sorpresa. Como dice aquella frase: “no esperamos nada, y aún así logran decepcionar”. Porque hoy lunes 11 es un día en que ambas fuerzas ven que ha quedado pospuesto el resultado de la siguiente elección, que podría ir para cualquier lado. Pero los votantes, como siempre, vemos como nuestras “Grandes Esperanzas” de que alguien cambié nuestro futuro, sin mayor interés que su buen corazón, se harán añicos contra una urna que dice muy poco, y logra menos resultados. Perdón por su tiempo y gracias por su lectura.

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