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#OPINIÓN | ¡QUE PAGUE EL QUE VIENE!

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Recuerdo en aquellos tiempos de juventud, cuando por alguna extraña razón, alguno de los amigos decía: yo invito. Si lo decía antes de ordenar, era un acto intrépido. A más de uno le sucedió alguna frustración cuando lo decían una vez que habíamos comido. Eso hubiera cambiado las cosas. A la hora de pagar en la caja salíamos todos en fila, yendo hasta el final de la misma el que se haría cargo de la cuenta. “El que viene, paga”, una manera “divertida” de salir, dando el reconocimiento a tremendo “héroe”.

El Congreso de BCS está ya en su periodo de receso. Y es claro el porque: ya está haciendo demasiado calor, así que no es justo que se trabaje bajo esas condiciones. Esto para evitar que se acaloren los ánimos, claro. Merecidas vacaciones después del arduo trabajo que han realizado. ¿No se han enterado de los logros? Bueno, es que ellos no trabajan para los ciudadanos. Ellos se deben a los intereses que les llevaron hasta esa silla que calientan dos veces a la semana, por un sueldo obsceno respecto al tiempo laborado. Pero esto no se trata de hacer queja. Se trata de analizar una de las últimas cosas que hicieron antes de las vacaciones de verano. En los últimos quince días lograron dar algo de nota para aquellos medios que siempre esperan milagros. Uno de estos temas fue la aprobación del proyecto de renegociación de la deuda del estado de BCS. Y básicamente, la información disponible es la licencia para hacerlo, porque en absoluto se tiene idea de bajo que condiciones se van a realizar los acuerdos.

El Gobierno de Baja California Sur tiene una deuda equivalente a 13 mil millones de pesos, misma que fue contraída, principalmente, durante los periodos de gobierno panista anteriores. Una gran cantidad, cerca de 9 mil, son deudas con instituciones bancarias o de financiamiento. Pero también existe un importante adeudo con Fovissste e Infonavit. Y eso genera verdaderos problemas. Leyendo declaraciones de la lic. Montaño, se tienen las condiciones para renegociar mucho de esto. Y ya se tiene el aval del Congreso. La pregunta: ¿Avalaron una idea y no una propuesta en la mesa? Tratemos de poner en contexto la importancia de una deuda pública: ¿quién debe de pagar ese dinero? Definitivamente es una deuda de todos los sudcalifornianos. Lo que se vuelve muy relativo, porque si nos vamos a vivir a otro estado, en ese momento nuestro compromiso con la deuda desaparece. Pero, y aunque no lo crean, BCS es uno de los estados con menor deuda contraída en los últimos años. Así que tal vez no valga la pena salir corriendo. También se debe decir con todas sus letras: las deudas son conceptos relativamente nuevos para los estados al nivel que lo han llevado.

¿Cuál es el problema de la deuda en la renegociación? Bien, la primera parte tendría que llevarnos a saber que el gobierno actual del estado contrajo ya una nueva deuda de 300 millones de pesos. Aunque en estricto sentido se pagará este año, según dichos del gobernador, habrá que esperar que esto no se complique y se sume al total anterior. Pero lo implícito en esto es que no se cuenta con liquidez para afrontar los compromisos. Y si el estado es reflejo de la economía nacional, los presupuestos de egresos están muy rebasados. Por tanto, se podría pensar como bueno una renegociación de pagos.

Ahora, la pregunta que hago es la siguiente: ¿Quién es el responsable del endeudamiento del Estado? Podría parecer simple: el gobierno estatal es quien solicita los recursos para enfrentar los compromisos, pero es el Congreso quien aprueba cada año el presupuesto de egresos. ¿No deberían de realizar reservas de dinero para que podamos ir saliendo de la deuda? Más aún. No es tiempo ya de realizar recortes reales. Les voy a platicar un chiste: los diputados son nuestros representantes y deberían de decir, a nuestro nombre, que ya no pueden gastar los gobiernos lo que no tienen.

El problema es que si les cortan la llave, pasarían tres escenarios inmediatos. El primero, que las labores operativas directas cesan en buena medida. La segunda, es que las contrataciones, estímulos y demás compromisos no podrían llevarse a cabo. Pero la tercera, y más importante, de largo plazo, es que el dinero destinado a publicidad y campaña no tendría fondos. Y eso… eso es algo inconcebible y grosero. Algo así como pedir que se disparen en el pie.

Así que los gobiernos han ido creando un error que se ha vuelto ya un vicio. La generación de presupuestos que contemplen la posibilidad de financiar el gasto con deuda. Y lo peor es que estos gastos no son de obra pública, que genere ingresos de largo plazo. No. Hoy día el gasto corriente requiere préstamos de corto plazo. Ojo, las finanzas están sumamente comprometidas, por lo cual es muy fácil criticar. La presente sarta de estupideces que estoy poniendo no es crítica, sino cuestionamiento real de como poder “parar” este bucle infinito. Seguramente la renegociación de deuda que propondrá el gobierno del Estado a sus principales acreedores bancarios será un aumento de plazo. También podría asumir que su deseo es liberar responsabilidad de amortizaciones a capital a corto plazo. Digamos, hasta después del 24. No entiendo porque la obsesión de los políticos con ese número tan particular. Medidas que le permitan al gobierno tener mayor capacidad de cumplimiento de las deudas que contrajeron ellos menores a un año.

Han comentado que, por el buen reconocimiento como deudor de las instituciones, existe una alta probabilidad de una mejor tasa. Escenario difícil de ver, en un momento en que la inflación disparada empieza a crear situaciones de no fácil medición de valores porcentuales al costo del dinero. Pero, como siempre, no podemos negar lo que desconocemos. Tampoco asegurar, a menos que seas político. Lo que sí es un hecho innegable es que este ciclo de pedir prestado de los gobiernos tiene que detenerse. Hay que desearle “suerte” a los representantes en la negociación. Finalmente, es una que harán a nombre de todos los sudcalifornianos, actuales y futuros, que habremos de pagar con nuestro trabajo. Y digo “suerte” porque al 99% nos vale. Pensamos que es algo ajeno a nosotros. No visualizamos como algo que le abonamos día tras día. No nos preocupa que el Congreso siga dando carta abierta. Que los gobiernos crezcan el número. Y mucho menos entendemos que, en lo más hondo de su mente, consideran que esa responsabilidad deberá recaer en “el que viene”. Esperemos que traiga dinero. Como siempre, gracias y una disculpa por su lectura y su tiempo. Buena semana.

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