OpiniónPortada

#OPINIÓN | ¡EL ARRANQUE DE MARCELO!

Compartir noticia en:
Share

Preparo mi equipaje, un cambio para la noche de hoy, y otro para mañana. Los zapatos de siempre, los más cómodos, esos que aguantan la lluvia y me permitan caminar con rapidez sin cansarme. Un neceser con un par de lápices labiales, un set de sombras de colores nude y un rubor. Una botella de perfume, la que menos tiene por si me la quitan en la banda del equipaje.

Hoy es el día del viaje planeado desde hace varios meses. El concierto en el auditorio nacional al que asistiré por primera vez. Te pones doble cubrebocas. No te distraigas. Solo usa Uber. Recibo las recomendaciones que siempre me da mi madre cuando viajo a la capital. No le conté que ya no me detengo ante el “¿De dónde nos visitas güerita?”,  ya no me quedo atónita con preocupación al ver niños dormidos en las espaldas de hombres cantando en la Alameda. Tampoco busco con la mirada a los padres de los niños vendiendo dulces sobre Reforma, como la primera vez. Ya no me paro frente a Bellas Artes imaginando a los intelectuales de otra época entrando y saliendo, ni tampoco me siento en la banca afuera de la librería “El Sótano”, imaginando que ahí se sentaba uno de mis escritores favoritos cuando sobrevivía en México, porque aun cuando el ajetreo sigue siendo el mismo, mi asombro provinciano ha aprendido a comportarse con mayor  recato.

Mientras empaco, imagino el clima fresco de Ciudad de México, las jacarandas sobre la avenida y los cafés sobre Reforma. Las librerías y la pequeña plaza a un lado del hotel donde siempre me hospedo, porque ya nunca es mi intención perder tiempo en  traslados ni en  grandes plazas, enorme  ventaja de esta edad de grandes carcajadas, el saber con precisión lo que se quiere.

Camino al Aeropuerto de La Paz recibo una llamada. “Hola, ¿Dónde estás?. Voy camino a Ciudad de México. ¿Puedes venir mañana a Guadalajara? Ya empezamos a coordinar el proyecto nacional y me gustaría que te sumes”.

Bien. A la mañana siguiente, después de haber recorrido el auditorio nacional embestida nuevamente con el mayor de los asombros provincianos (el cual he terminado por asumir que ya nunca me dejará), después de reflexionar en mi receso político preguntándome si este había sido suficiente para recuperar las energías, el ánimo y el entusiasmo que se requiere para aportar a cualquier proyecto, conseguí vuelo a Guadalajara.

Apareció ahora la nostalgia de volver a la ciudad donde estudié Negocios Internacionales. Muchos recuerdos vinieron a mi mente. Recordé los sueños y anhelos de aquella bella época cuando el tiempo parecía infinito. Inmediatamente me llegaron las imágenes de las amistades y las familias que me abrieron su hogar cuando yo extrañaba el mío. Encontré su típico clima fresco y el olor a jericalla. Una ciudad mucho más tranquila que Ciudad de México, con sus recovecos gastronómicos encantadores, las tortas ahogadas de los Colomos, los taquitos de Providencia, la carne en su jugo de Zapopan.

Me recibió el equipo cercano a Marcelo Ebrard. El personal de seguridad del recinto me abrió el paso ante las instrucciones de la coordinadora nacional.  Conocí a personas de diferentes partes del país que igualmente fueron convocadas. Abrazos y apretones de manos. Bienvenida. Marcelo, está sumando a todos y queremos tu apoyo en Baja California Sur.

Marcelo Ebrard, apareció en el recinto del brazo de su esposa, Rosalinda Bueso. Alegres, con ánimo. Se tomaron  la foto con agrado ante la ovación: “¡Marcelo presidente!”.

Saludó felicitando a los padres en su día, agradeciendo la representación de todas las entidades federativas. Se dijo entusiasmado y comprometido. Reafirmó la importancia de las tareas partidistas y de organización. Habló de la confianza en su delantera y en la encuesta.

Ese día conocí a Marcelo Ebrard. Nos presentaron. Hablamos de las necesidades de Baja California Sur en el plano económico. De la desarticulación de la ciencia con la problemática de los sectores productivos. De las promociones y esfuerzos políticos que ya habían empezado de forma evidente en mi estado.

Ese día, decidí terminar con mi receso político para apoyar al mejor perfil para guiar el rumbo del país. Un hombre inteligente con una trayectoria reconocida, que avala su capacidad y servicio a México. Un hombre que piensa que la suma de todas las expresiones políticas, reafirma la democracia.

A todos quienes me han acompañado en este camino lleno de sueños y grandes retos, les agradezco su confianza y los invito a seguir. A quienes quieran sumarse, todos son bienvenidos. La encomienda es sencilla, SUMAR A TODOS, AL MEJOR PROYECTO PARA MÉXICO.

Compartir noticia en:
Share
Entrada anterior

#OPINIÓN | EL DEPORTE EN TU VIDA

Siguiente entrada

#OPINIÓN | ¡QUE PAGUE EL QUE VIENE!

Lavinia Núñez

Lavinia Núñez

Lavinia Núñez Amao es doctora en Bioeconomía, cursó las licenciaturas en Negocios Internacionales y Derecho. Ha estudiado en México y en el extranjero. Cuenta con estudios en Desarrollo Sustentable y Marketing internacional.

Cuenta con 20 años de experiencia desempeñándose en la función pública y privada, principalmente en el área de cadenas productivas, desarrollando estrategias para impulsar la comercialización de los productos sudcalifornianos.
Empresaria.

Miembro del sistema nacional de Investigadores. Catedrática en la universidad Autonóma de Baja California Sur. Cuenta con investigaciones científicas publicadas. Escritora por afición.