Después de unos buenos días de lluvia que tanto bien nos hace a todos y muy en especial a nuestro agonizante, olvidado y marginado sector agropecuario, estamos por aquí.

Y es que la verdad, nuestros sectores productivos no son protagonistas en el diálogo de sordos que realizan nuestros políticos estatales y municipales en tremendas salas de juntas donde a los ciudadanos solo nos arrojan unas cuantas “selfies” mostrando únicamente que el crecimiento de su estómago es directamente proporcional a su tiempo de permanencia en la administración pública.

Hasta hace unos días, la percepción generalizada de los ciudadanos y ciudadanas de Baja California Sur, era que debido a su padrinazgo político, el actual secretario de gobernación sería respaldado por el gobierno estatal como “corcholata”, en base a ello empezamos a ver bardas pintadas con su nombre. De la misma manera, la otra “corcholata”, la jefa de gobierno de la ciudad de México sería apoyada por la presidencia municipal de La Paz, empezando así también desde el mes de junio la pintada de bardas con el nombre de la jefa en este pequeño terruño político porteño. La percepción era esa, “yo apoyo a aquel y tú a aquella”, así el que pierda se va con el otro.

Hoy nuevamente sus acciones los definen. Por cada barda pintada con el nombre del secretario de gobernación, aparecen 10 con el nombre de la jefa de gobierno. Si la presidencia municipal no se mueve sin el respaldo de su jefe, es evidente que además del apoyo municipal, la jefa de gobierno de la ciudad de México, tiene todo el respaldo del gobierno del estado de Baja California Sur. ¿Empezaron ya las traiciones?

Ante todo, lo más lamentable sería que mientras los sectores productivos son atendidos de manera miserable,  si se utilice recursos y personal para pintar bardas.

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