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OPINIÓN Y ENFOQUE | EL VIAJE

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En verdad me resistía a escribir algo sobre el famoso viaje porque las opiniones sobre su utilidad son variopintas. Algunos periodistas dicen que mal y otros que ni mal ni bien o que regular, muy pocos dicen que fue provechoso y los chairos (periodistas o no) se desviven en loas en favor del prócer, “Su Excelencia” le dicen unos, perdón, pero no pude sino soltar una carcajada cuando vi ese mote porque me dan ternura debido a su supina ignorancia de la historia de México. Sucede que “Su Excelencia” es como se hacía llamar Antonio López de Santa Anna, un famoso expresidente de nuestro país que precisamente le vendió por unos cuantos pesos medio territorio nacional a ¿no adivinan quién? Sí, a los United States of America, “In Gold we trust” o “Gold Bless America” ¿o cómo era?

Ya en serio ¿en verdad aman a su dictador favorito o solo le quieren hacer competencia en su ignorancia?

Bueno, pues sucede que “su excelencia” fue a hacer un excelente papelón ante Trump quien no podía caber de gozo con sus desplantes ante López, basta ver cómo lo recibió en la Casa Blanca, simplemente le dio la espalda y se metió a su house, dejando a Lopitos en white. ¿Así o más grosero?, nomás le faltó decirle que metiera la cubeta y el trapeador.

Estaba tan de buen humor que hasta lo llamó el mejor presidente, pero con una expresión de burla que bueno, López Obrador debió sentirse como nosotros cuando el esboza esa misma sonrisa al recitar su homilía diaria.

Pero eso no es lo grave, realmente no sabemos a qué fue López, porque ir a que le tomaran una foto ante la estatua de Lincoln a donde fue a ofrecer flores y donde se ve chiquito e insignificante, no creo; igualmente tampoco considero que su objetivo de hacer honores al monumento de Benito Juárez haya sido que un puño de paisanos le gritaran inepto o comunista, entre otras cosas; y definitivamente no creo que su propósito haya sido ir a leer (curiosamente con una fluidez desconocida por acá) una carta de amor a Trump, donde hasta respetuoso de los migrantes salió el güero y no sé qué linduras más.

Claro, yo no estaba de acuerdo en que le fuera a mentar la madre a Trump porque eso no es el papel de un estadista; no soy de esos que querían que su encuentro fracasara, como también dijo López; simplemente me hubiera gustado ver a un presidente digno representante de su país, como dijo él que lo sería, y pues no, tampoco.

¿Alguien sabe a qué fue?

Se fue en un vuelo comercial como es su costumbre. La gente se burla de que ahí si cumplió con las reglas y hasta le sacaron fotos usando el cubrebocas que acá, en su país donde es modelo de conducta, se ha negado a usarlo. Yo no me burlo porque son dos temas distintos. En el avión no hay de otra, te lo pones o te lo pones, no es opción, es democrático y necesario. En cambio, no usarlo en su propio país es una invitación a la anarquía, en donde las reglas, cualquiera, no son atendibles, por tanto, la democracia y el protocolo no sirven, lo que priva es el autoritarismo y la irresponsabilidad. Es una cuestión de respeto que no lo tiene en México, siendo el país que ¿dirige?

Eso sí, el resto de la comitiva, un montón de gente, se fueron en otro avión de la Fuerza Aérea, donde, aunque no sea el avión presidencial, estoy seguro que los (as) sobrecargos militares no les ofrecieron una bolsita de cacahuates y medio vasito de coca cola a los viajeros. Tampoco se hospedaron en la embajada, ni se quedaron a dormir en una banca del parque.

No vale hacer preguntas tontas. Es obvio que la famosa “austeridat republicana” y la imagen de humildad y sacrificio son solamente propaganda para ganar y mantener incautos. El gasto de las giras es tanto o más caro que antes y, sin duda, la mentira es todavía más insultante. Nada ha cambiado. ¿Alguien añora la corrupción? No, porque simplemente nunca se ha ido, solo cambió de dueño y eso es un decir porque los más corruptos siguen felices pintados de morena.

Pero insisto ¿A qué fue López a Estados Unidos?

Estaré atento en la semana para saber si salió algo más concreto que triunfalismos falsos, autocomplacencias y homilías populistas.

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Pablo González Olachea

Pablo González Olachea

Pablo González Olachea es licenciado en Derecho por la Universidad de Guanajuato, México. 1986.

* Máster en Dirección y Gestión Pública Local por la Universidad
Carlos III de Madrid. Granada, España. 2003.

* Especialista en Medicina Legal, Investigación Criminal y Policía
Científica. Universidad de Salamanca. España. 2003.

* Doctorante de Ciencias Políticas y Sociales. Universidad Mundial
campus La Paz, Baja California Sur. 2018. (Inconcluso)

* Más de treinta años de experiencia profesional en los estados de
Guanajuato y Baja California Sur, en áreas tales como consultoría jurídica,
administración pública, evaluación y control, responsabilidades de servidores públicos, análisis de contratos, investigación y análisis de información, desarrollo de proyectos, liderazgo, docencia y diseño normativo.

* Amplia experiencia docente universitaria en Derecho Constitucional,
Derecho Penal, Derechos Humanos y Garantías Constitucionales, Criminología, Administración Pública, e Investigación Jurídica especialmente en la Universidad Mundial, Campus La Paz, BCS y otras instituciones en el estado de Guanajuato.