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OPINIÓN Y ENFOQUE | LA GENERACIÓN AMABLE

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La semana pasada estaba platicando con Pablo, mi hijo, y en eso me comenta casi textualmente:

“Me parece que mi generación se está volviendo muy amable entre todos… porque veo como que estamos entrando en una fase en que muchos nos estamos dando cuenta de cosas que no están padres… y se me hace como un paso para que haya relaciones más sanas y nos llevemos mejor”

Me quedé pensando en sus palabras y se me vinieron a la mente un montón de situaciones que por un lado me hicieron click y por otro no me resultaron tan congruentes, pensando que soy una especie de chavorruco.

Y me explico. Lo que pasa es que, según esto, yo soy de la “Generación X” y mi hijo es de la “Generación Z”, es decir, se supone que tenemos maneras de ver la vida bastante distintas. Tal vez, pero no creo haya un abismo insalvable, al menos entre él y yo. El tiempo dirá finalmente.”

Según un artículo de la versión digital del sitio SIGNIFICADOS (https://www.significados.com/generacion-x/): “Generación X es un término que se emplea para referirse a la generación de personas nacidas, aproximadamente, a mediados de los años 1960 y 1980.También es conocida como la generación Peter Pan o generación MTV… ha vivenciado una gran cantidad de cambios sociales, políticos y tecnológicos importantes que marcaron la historia de la humanidad, como la creación de equipos tecnológicos, de ordenadores, el uso del Internet, la transición de los casetes y videocasetes al formato en CD y, posteriormente, al MP3, MP4 y iPod, entre otros… también vivió la transición de la televisión en blanco y negro a la TV a color, y creció bajo la influencia de los medios audiovisuales, por lo que son más consumidores e, incluso, desarrollaron un pensamiento más crítico y escéptico que las generaciones anteriores… fue la primera en tener teléfonos móviles, usar los chats y la mensajería de textos que, posteriormente, incluyó el envío y recepción de imágenes… es una generación que le gusta dedicar parte de su tiempo a las actividades culturales y al aire libre, no desean repetir los patrones anteriores en los que las personas dedican buena parte de su vida personal al trabajo”.

Por otra parte el mismo sitio web señala respecto de la Generación Z (https://www.significados.com/generacion-z/): “La generación Z es el grupo demográfico nacido después del año 1995, generación humana anterior a la de los millennials… se denomina así por ser la siguiente a la generación Y, o generación millennial… se llama también postmilennial o centennial, y se caracteriza por ser la primera generación considerada nativa digital, o sea, que nació inmersa en la cultura digital… La tecnología es para ellos algo omnipresente en sus relaciones y parte esencial en sus vidas. Aún no se conocen los rasgos distintivos de dicha generación por estar aún en desarrollo y no se han incorporado plenamente en el mundo laboral… Muchos de ellos nacen usando celulares inteligentes y todo lo que los rodea está conectado a internet. Desde sus gustos hasta sus relaciones interpersonales, todo pasa por el filtro de lo que existe en el mundo virtual. La conectividad es la nueva forma de sociabilizar y la moda se rige por influenciadores de las diferentes plataformas digitales… tienen la ventaja de poder aprender sin salir de casa o donde y cuando les convenga, siendo mucho mejores en la autodisciplina que los milenials… Desde pequeños, aprenden a manejar su tiempo entre las plataformas y aplicaciones en la que participan, dotándolos de una capacidad especial en la organización de tiempos y espacios. En ese sentido, pueden ser más testarudos por el peso del conocimiento, pero esa pasión los puede llevar a crear grandes cosas.”

Hasta aquí las transcripciones literales. Ahora, he sido maestro universitario precisamente de la generación intermedia la de los Milennials. Es decir conozco algo de tres generaciones porque he vivido esta época.

El caso es que mi primera impresión cuando escuché a mi hijo es que me imaginé un poco esas novelas futuristas donde todos los habitantes de la tierra visten túnicas blancas, hablan de paz y son veganos, no porque eso tenga nada de malo, sino porque en esas películas siempre hay una fuerza superior que domina el pensamiento y conductas de todos los súbditos y desaparece a los rebeldes para convertirlos en “alimento”. Confieso que sentí algo de escalofrío al imaginarme ello.

Ya un poco más centrado y aterrizado en la realidad comprendí que, al menos el círculo social en el que se desarrolla mi hijo, cuenta con un anhelo de tranquilidad y paz casi desesperado. No los culpo, nacieron en una época violenta, no como los que nacieron con alguna de las guerras mundiales, sino dentro de un ambiente social de violencia, en el que han tenido literalmente qué sobrevivir. Aquí hago un paréntesis, Pablo puede desenvolverse perfectamente en la calle, nunca ha sido aislado dentro del seno familiar, nació libre y le gusta y ejerce su libertad, claro con coucheo, pero jamás con sobreprotección. No obstante, cada que se ha metido en un problema me asombra que siempre ha sido capaz de salir adelante sin tener que tirar un solo golpe. No fue mi caso a su edad.

Estos chicos y chicas apenas en formación son producto de la era tecnológica; siento que están destinados a desarrollarse y sobrevivir a través de las tecnologías de la información, de la ingeniería computarizada, de la robótica y, por supuesto, de un anhelo incansable por vivir en paz y armonía.

Sin embargo también me preocupa que la realidad es otra. No será a través de la tecnología solamente o de los buenos deseos que pueda controlarse la violencia; no obstante, es la misma generación. Y me pregunto si a esta generación Z le estamos proveyendo de suficientes elementos como para alcanzar su anhelo que, es por demás decirlo, no necesariamente es compartido por todos los jóvenes de su edad. Los adultos de hoy tenemos un gran compromiso si queremos que nuestros nietos hereden un planeta digno de ser habitado y desarrollarse.

Al margen de todo esto que pensé me preguntó cómo veo esa percepción de sí mismos. Y le contesté que a mi parecer su generación peca de exceso de confianza, tal vez por la etapa física y emocional en que se encuentran, de modo que son presa fácil de ideas, de modas y de influencias que pueden llevarlos al fracaso generacional. Me mordí la lengua porque finalmente todos los jóvenes de cada época a la misma edad que la de mi hijo hemos estado expuestos a similares peligros, solamente que ahora hay más tecnología, más conocimientos y más peligros. ¡Wow!, de pronto me sentí enredado en mis propios pensamientos, ¿entonces?

Bien. Considero que la generación actual necesita madurar; los padres, aunque no querramos no podemos evitar que sufran el paso hacia la madurez, pero es cierto también que las circunstancias actuales no son las más propicias. Debemos alentar y poner al alcance de la juventud el conocimiento y la experiencia en los términos y formatos que ellos entienden; ya no podemos enseñarles al estilo auditorio, con el experto enfrente y ellos de espectadores, ya no quieren eso ni les despierta el deseo de aprender; de alguna manera necesitamos combinar la tecnología que la traen casi genéticamente inserta, con la experiencia en campo, la experimentación, la vivencia, incluso con la anécdota.

Le digo a mi hijo que uno de los mayores riesgos de la influencia que están recibiendo hoy es que la tolerancia y el deseo de convivir en paz también tienen su riesgo. La falta aun de vivencias aunada a la “irreverencia” que estigmatiza a su generación, de manera que les vuelve escépticos a todo conocimiento que no pueda tomarse de una pantalla, les ha vuelto paradójicamente intolerantes y repelentes al conocimiento proveniente de seres humanos de carne y hueso provenientes de las generaciones previas, o sea, nosotros. He ahí el riesgo mayor. Una persona dotada de implementos tecnológicos y muy malas intenciones tiene la capacidad de manipular a una sociedad desde detrás de la pantalla de la Laptop, de una Tablet o de un teléfono móvil.

La juventud de hoy no puede dejarse caer en brazos de lo que dicen las pantallas; tal vez su dios no sea nuestro dios, pero tampoco puede serlo el dios de la tecnología, tarde que temprano lo entenderán. De seguir así, su generación o las que siguen formarán una sociedad despersonalizada y fría, no sé si ajena a la violencia (no lo creo), pero sí tal vez indiferente al dolor ajeno, paradójicamente tolerante e incapaz de comprometerse con tal de no generar conflicto. Tal pareciera que la globalización se contraerá en núcleos cerrados gobernados por un ser superior tecnológico. No sé si a eso pueda llamársele felicidad, pero sin duda podría si no parecerse a la libertad.

La actual pandemia nos está dando una probada de ello. Es como una degustación del futuro.

No se me malentienda, yo soy un enamorado de la tecnología y hoy por hoy, no podría trabajar ni sentirme a gusto si no tuviera alguna de las maravillas tecnológicas que día a día surgen. En otras palabras, soy un chavorruco cibernético. No obstante, el cambio generacional es claro para mí y creo que los chicos y chicas de la generación actual están obligados a echar un vistazo hacia atrás antes de aventarse, sin impulso, al gran paso de la madurez.

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Pablo González Olachea

Pablo González Olachea

Pablo González Olachea es licenciado en Derecho por la Universidad de Guanajuato, México. 1986.

* Máster en Dirección y Gestión Pública Local por la Universidad
Carlos III de Madrid. Granada, España. 2003.

* Especialista en Medicina Legal, Investigación Criminal y Policía
Científica. Universidad de Salamanca. España. 2003.

* Doctorante de Ciencias Políticas y Sociales. Universidad Mundial
campus La Paz, Baja California Sur. 2018. (Inconcluso)

* Más de treinta años de experiencia profesional en los estados de
Guanajuato y Baja California Sur, en áreas tales como consultoría jurídica,
administración pública, evaluación y control, responsabilidades de servidores públicos, análisis de contratos, investigación y análisis de información, desarrollo de proyectos, liderazgo, docencia y diseño normativo.

* Amplia experiencia docente universitaria en Derecho Constitucional,
Derecho Penal, Derechos Humanos y Garantías Constitucionales, Criminología, Administración Pública, e Investigación Jurídica especialmente en la Universidad Mundial, Campus La Paz, BCS y otras instituciones en el estado de Guanajuato.