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OPINIÓN | SLOW DOWN POLÍTICO

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En la década pasada, casi a mediados y previo a la pandemia global, se impulsó fuertemente una cultura de vida denominada “slow down”. Como todas las tendencias, esta fue la respuesta a la cada vez mayor aceleración de la actividad del individuo pero, como paradoja, con la consecuente pérdida de control de su vida. Los horarios de trabajo de los seres humanos se han intensificado, dejando las jornadas laborales fuera de control y, así mismo, la rutina personal hecha añicos. No es culpa solo del celular, sino en sí de toda la cultura laboral que hemos creado alrededor de la “nueva forma de vida”.

Obviamente la política no es ajena a todo lo anterior. Simplemente véalo en la siguiente frase. A tan solo dos años hoy de la próxima elección federal mayor de nuestra República, con un cambio presidencial tan importante en puerta, aquellos políticos que no hayan estado trabajando de lleno en la búsqueda de su próximo encargo están fritos. Peor aún, muchos de ellos se encuentran actualmente ocupando cargos públicos, con lo cual el descuido de dichas actividades es más que evidente.

Es más que evidente que quienes han hecho de la vida pública su forma de prosperar en la sociedad llegan a sus encargos pensando en “lo que sigue”. Servir a través de dicho encargo se le denomina plataforma, y la sociedad está analítica y demandante a que esto suceda. Como siempre, la sociedad es siempre la culpable de la creación de sus propios monstruos. Y resulta cómico que, en la búsqueda de los culpables de esto, sean incapaces de poder entender que son los verdaderos “Dr. Frankestein” de la forma de gobernar.

No. El presente escrito no pretende cambiar nada. Incluso no tiene un fondo reflexivo. Solo es una narración de los hechos que estamos viviendo en política, y una puesta en perspectiva de la realidad que viviremos en los próximos años. Recordemos que en materia pública se experimenta el fenómeno luz de estrellas: lo que estamos viendo es en realidad un pasado, el cual ya giró el mecanismo para que esto ocurra. Pero las consecuencias si son presentes, e incluso futuras.

La Alianza “Va por el regreso”, o como sea que esta se llame, que involucra al PAN, PRI y PRD, fue iniciada por, sí, adivinó lo que escribiré a continuación, el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador. Y muchos, que equivocadamente lo tienen aún como alguien impulsivo solamente, no vieron la maestría de su acto. Hoy, la Alianza empieza a ser cuestionada, y peor aún, golpeada fuertemente. Pero esto no responde a los actos que hoy día realizan. Ni siquiera es culpa de los actores actuales. Bueno, algunos sí, como lo es Alejandro Moreno.

Dicha Alianza es criticada y repudiada por la mayoría de los mexicanos, como los últimos datos duros reales, votaciones, reflejan. Ahí si no existen otros datos. Ahí, como todos entendemos, la manifestación de resultados es real. La consecuencia de años de errores. Luz de estrellas, ¿lo recuerda? Y a raíz de esto, empiezan a valorar el grave error que cometieron al unirse. ¿Esto es cierto? ¿La mayor equivocación que estos partidos hicieron fue unirse como un solo bloque opositor?

En la estúpida opinión de un servidor, la respuesta es NO. El mayo acierto político que nuestro país puede tener en este momento es la conformación de dos bloques. Opuestos y cuestionantes de lo que el futuro de nuestro país debe ser. Y entre más cercanos estén los dos en el 50 y 50, mayor será la ganancia para nuestro país. Y nuestra sociedad. Nah. No soy un inocente puberto político que piensa que esto es una lucha de fuerzas. Pienso que esto es la gran oportunidad para que podamos tener lo que muchas veces soñamos: el real camino para que políticos viejos se vayan, la negociación sea siempre el camino de la democracia, pero más importante aún, que nuevos líderes emerjan.

Me explico. La sociedad está gritando que ya se cansó de los viejos cuadros. Y con la reducción de posiciones para los “dinosaurios de la política”, la necesidad de buscar nuevas victorias tendrá que pasar por poner en la boleta a nuevos rostros. Proyectos frescos. Capaces de entender que para ganar, hay que ceder. Y las negociaciones al respecto solo
podrán llevar a un camino ineludible: el beneficio social. En esta primera ola, los que menos tienen son los beneficiados. La onda de choque contraria pondrá en la balanza a los empresarios, especialmente micro y pequeños, ahogados y cansados.

Hoy como nunca, la reducción de “corrientes políticas diversas” se plasma como una realidad. Para no poner tendencia, omitiré colores. Pero se vislumbra un gran experimento en 2023, donde en las elecciones a celebrarse en Coahuila, pero principalmente, en Estado de México, podría y deberán revelar una nueva estrategia. Una que combine las dos cosas que desea el ciudadano promedio hoy día. Candidatura común, para que se ponga en la balanza una idea de rumbo político; pero al mismo tiempo, un riesgo real de desaparición para aquellos partidos que solo han sabido vivir del presupuesto.

Es tiempo que en política se haga una pausa real. Se replantee el buscar ganar por ganar de los vividores del poder, para que se dé espacio a reales y nuevos visionarios. Líderes capaces de encontrar un rumbo de nación donde caminen todos los estratos sociales y económicos que requiere un país de 120 y pico millones de mexicanos. El Slow Down en materia pública es el único camino de salvación para un país que ya no aguanta discursos, y que cada día demanda más acciones concretas. Como siempre, perdón por su tiempo y gracias por su lectura. Buena semana.

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